Con el gobernador Manuel Bartlett Díaz ocurre un fenómeno político algo extraño: es más popular fuera de Puebla que entre los poblanos.

¿Por qué?

Las respuestas podrían ser varias, aunque en lo personal me inclino a pensar que la diferencia fundamental radica en que aquí sí lo conocemos y, por lo mismo, vemos con reservas su eventual arribo a la Presidencia de la República.

Y es que el gobernador Bartlett representa más que el Jurasic Park de la clase política usufructuaria de la Revolución Mexicana, bien caracterizada en el club o sindicato de gobernadores por él lidereado, al restaurador del viejo sistema de partido hegemónico, que tolera la existencia de partidos de oposición a condición de que éstos nunca ganen posiciones estratégicas que pongan el riesgo la viabilidad del sistema de denominación priísta.

Desde marzo pasado, en que el exsecretario de Gobernación fue objeto de críticas por parte del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León y el dirigente nacional priísta, Mariano Palacios Alcocer, con motivo del 69 aniversario del PRI, Manuel Bartlett ha desplegado toda una estrategia con miras hacia el 2000.

Por un lado se ha dedicado a recorrer el país. Primero como invitado de los comités directivos estatales del PRI, hasta que el Comité Ejecutivo Nacional y la Secretaría de Gobernación lo permitieron, y luego como conferencista sobre diversos temas, como ``México de cara al siglo XXI'', ``Economía con sentido social'', y ``Políticas públicas y demandas ciudadanas''.

A manera de paréntesis hay que apuntar que a la fecha Manuel Bartlett ha estado en Coahuila, Baja California, Quintana Roo, Michoacán, Veracruz, Oaxaca, Aguascalientes y, por supuesto, el Distrito Federal.

A estas entidades ha viajado en compañía de su secretario privado, Alfredo Organista y su director de Comunicación Social, Raúl Torres Salmerón y por lo general en vuelos comerciales.

Fuera de Baja California, donde el PRI tiene perdida la gubernatura, los gobernadores de las entidades visitadas por Barlett siempre han estado presentes, lo mismo en sus conferencias que para recibirlo o despedirlo en el aeropuerto.

Paralelamente, Bartlett se ha volcado hacia los medios de comunicación. En las ciudades que visita, el mandatario no sólo ofrece ruedas de prensa, sino que concede un par de exclusivas a los medios de mayor influencia que sin excepción le preguntan acerca de sus aspiraciones a la Presidencia de la República.

Desde Puebla, el gobernador también acepta cuanta entrevista le solicitan, siempre y cuando que se trate de estaciones de radio, televisoras o periódicos líderes en sus respectivas plazas. Con los medios del Distrito Federal casi no hay excepciones.

Con la prensa internacional, Manuel Bartlett es particularmente receptivo, siendo que él como secretario de Gobernación en el sexenio de Miguel de la Madrid nunca permitió que los corresponsales extranjeros tuvieran contacto con los gobernadores.

Sólo en este año, el influyente corresponsal del New York Times, Sam Dilon, ganador por cierto del último premio Pulitzer de periodismo con un reportaje sobre la corrupción en México, lo ha entrevistado en tres ocasiones.

Pero volvamos a nuestra interrogante inicial. ¿Por qué Manuel Bartlett tiene más adeptos o simpatizantes fuera que dentro de la entidad, principalmente entre los priístas?

La respuesta, insisto, es el conocimiento que de él tenemos los poblanos y el contraste que podemos hacer entre lo que dice y promete con lo que en realidad hace.

1. El priísta Bartlett. Como militantante activo del tricolor, el gobernador del estado no ha escatimado enfuerzos ni recursos en propalar a los cuatro vientos que el próximo candidato de su partido a la Presidencia de la República debe ser una gente con militancia, comprometida con los postulados y la declaración de principios del PRI y que haya ocupado cargos de elección popular. En síntesis, que cumpla con los ``candados'' del artículo 144 de los estatutos priístas, aprobados por la XVII Asamblea Nacional del PRI en septiembre de 1996.

Contrariamente, en Puebla Manuel Bartlett no ha privilegiado la militancia en su gobierno, ni en el PRI poblano, ni en las candidaturas a cargos de elección popular por parte de su partido. Ejemplos sobran. Ahí están los casos de Ignacio Mier Velasco, quien sin ningún antecedente partidista llegó a la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI; Ricardo Menéndez Haces, Salomón Jauli Dávila y Jorge Estefan Chidiac, que gracias a Bartlett y no a militancia partidista, que hasta entonces se desconocía, fueron o son diputados federales; y José Luis Flores Hernández, a quien el mandatario quiso imponer como candidato del PRI al gobierno del estado por encima de Melquiades Morales Flores. Y, si de casos recientes se trata, el de Eduardo Vázquez Valdés como candidato a diputado local por el sexto distrito con cabecera en la ciudad de Puebla.

2. El estadista Bartlett. Como hombre de Estado, Manuel Bartlett ofrece también dos caras. En sus discursos y conferencias el mandatario se autoproclama demócrata y liberal; se dice comprometido de las causas sociales, defensor del federalismo y vivo ejemplo de una forma de gobierno, de un gobierno participativo que regoge las demandas del pueblo y las hace programas y acciones que se traducen en mejores servicios públicos y en bienestar para la población, sobre todo en el caso de los estratos sociales más desprotegidos.

En los hechos, la realidad es distinta. Si bien nadie puede negar que Manuel Bartlett se propuso llevar a cabo uno de los proyectos de desarrollo más ambiciosos de que se tengan memoria en los últimos años, la verdad es que a estas alturas del sexenio son más los fracasos que los logros, de acuerdo a las expectativas que se habían generado a principios de 1993.

En el olvido quedaron el polo de desarrollo industrial que se había proyectado para la región de Huejotzingo y San Martín Texmelucan, con una central intermodal de carga en el aeropuerto Hermanos Serdán; el Paseo del Rio de San Francisco con un lago artificial, un centro de convenciones, un centro comercial, un centro cultural, estacionamientos y hoteles de gran turismo; el rescate del Lago de Valsequillo y el saneamiento del Rio Atoyac; la construcción de las plantas de tratamiento; y la modernización del sistema de transporte público de pasajeros, que contemplaba la sustitución del 80% del actual parque vehícular por autobuses articulados y/o trenes neumáticos.

El gobierno participativo de Bartlett es otra entelequia. Su progrmama de gobierno no fue, para empezar, obra de los poblanos sino resultado de un millonario estudio elaborado por McKinsey & Company, Inc. Y lo peor. Las principales acciones de su gobierno no son operadas por los poblanos que designó como secretarios o funcionarios de primer nivel de su gabinete, sino por asesores como Eduardo Barclay Arce, Salvador Rocha Díaz, Luis G. Benavides Ilizaliturri, Guillermo Heitler Aroeste, Miguel González Silva, Oscar de Laseé Avellana, Gabriel González Molina y despachos como López Ochoa y Asociados S.C. y Cal y Mayor, éste último de Patricio Cal y Mayor Leach.

En este contraste radica el que Bartlett sea más popular fuera de Puebla que entre los poblanos, amén de que en política, como bien lo reconoció el gobernador el pasado 11 de junio en Tijuana, Baja California, las intenciones son importantes, pero no menos que los resultados.

 

EN CORTO

            Ricardo Villa Escalera aún no es candidato del Partido de la Revolución Democrática a la gubernatura de Puebla y ya se llevó su primer extrañamiento del secretario general Comité Ejecutivo Nacional del PRD, Jesús Ortega Martínez, por el abierto apoyo que el viernes pasado expresó a Vicente Fox Quezada durante el Foro de Gobernabilidad y Desarollo Humano Sostenible que organizó el ayuntamiento de Gabriel Hinojosa Rivero. ***** Este día, por cierto, el Servicio General Electoral del PRD hará oficial la candidatura del expanista Ricardo Villa Escalera, por lo que junto con Emilio Maurer Espinosa y demás candidatos a presidentes municipales y diputados locales acudirá mañana martes a la Comisión Estatal Electoral para registrarse y poder iniciar oficialmente su segunda campaña por la gubernatura de Puebla. ***** La Secretaría de Finanzas ya empezó a recaudar entre algunos proveedores y constratistas del gobierno del estado un bono en apoyo del Partido Revolucionario Institucional. ***** Esta semana el exrector de la Universidad Autónoma de Puebla, Alfonso Vélez Pliego, podría reaparecer en el escenario electoral, ahora como candidato ciudadano a la presidencia municipal de Puebla del Partido Verde Ecologista. ***** Esta semana, Guillermo Velasco Barrera reasumirá el control de la Dirección de Comunicación Social del ayuntamiento de Puebla, pero sin dejar la secretaría particular del alcalde Gabriel Hinojosa. ***** Enrique Montoto Arámburu, Alberto Pellico Agüeros, Angeles Espinosa Rugarcía y José González Cobián, son algunos de los empresarios que rehusaron formar parte de la planilla de regidores de Mario Marín Torres a la presidencia municipal de Puebla. ***** El rector de la Upaep, Mario Iglesias García Teruel, está por dejar la institución. Por lo pronto ya le quitaron el control de las preparatorias y el hospital universitario. ***** Y hasta la próxima.