Opera Del Castillo, el Centro Integral de Control
¿A qué le apuesta el presidente municipal de Puebla, Enrique Doger Guerrero, con un personaje tan oscuro como Rubén del Castillo y Hernández en el Centro Integral de Control?
La pregunta viene a colación no sólo por la bien ganada fama de Rubén del Castillo como bouyerista político e ilegal interventor de llamadas telefónicas, sino por las fundadas sospechas de que ese bunker no sólo fue creado en la gestión de Luis Paredes Moctezuma para coadyuvar a la seguridad pública, sino como un instrumento de espionaje y lucha política.
Pero también a la incongruencia que hay entre el nombramiento de este siniestro personaje, como jefe de la Oficina de Políticas Públicas del ayuntamiento, con las funciones operativas del Centro Integral del Control, que se supone es una especie de Big Brother citadino, por la vigilancia y monitoreo que desde sus instalaciones se hace de puntos conflictivos o estratégicos de la ciudad, mediante el uso de tecnología de punta como sistemas de localización satelital (GPS), mapas digitalizados, cámaras inteligentes, equipos de grabación y micrófonos de gran alcance.
Si la oficina de Rubén del Castillo fue creada para el estudio, diseño y supervisión de las políticas públicas instrumentadas por la actual administración, ¿alguien podría explicar qué hace su titular metido en cuestiones operativas ajenas a su puesto?, ¿por qué el Centro Integral de Control no depende jerárquicamente del secretario de Seguridad Pública municipal, Humberto Vázquez Arroyo?, ¿por qué el nuevo Centro de Respuesta Inmediata, anunciado por el presidente municipal de Puebla en su discurso de toma de posesión, funcionará de manera alterna al Centro Integral de Control?, ¿no se supone que uno sustituiría al otro?, ¿cuál será el rol del establecido en el edificio de la 2 Poniente número 107 y cuál el rol del que se instale en Plaza América, éste sí bajo el mando del secretario de Seguridad?
Por lo pronto, la única tranquilidad que a los poblanos nos queda es que ni uno, ni otro, están operando al cien por ciento.
Uno, el que tendrá a su cargo Humberto Vázquez, porque está en proceso de instalación, y el otro, que es operado por Rubén del Castillo, porque se los dejaron a medias en cuanto al funcionamiento del equipo, pues sirve el dedicado a la recepción y enrutado de llamadas al 066, más no el que hace posible el enlace de la central con las patrullas habilitadas con equipo de localización satelital y el funcionamiento de las veintitantas cámaras de monitoreo que existen en la ciudad.
INTRAMUROS
El pleito entre dos bandos del ayuntamiento de Puebla está por dejar sin chamba al secretario de Fomento Económico, Turismo y Empleo, el empresario Alfredo Rivera Espinoza, y no porque haya cometido un error, sino porque la dependencia de la cual es titular está por perder su razón de ser.
La noche del miércoles, el presidente municipal de Puebla, Enrique Doger Guerrero, tomó la decisión de que la Dirección de Normatividad Comercial, es decir, la encargada de “controlar” los giros negros, regrese a la Secretaría de Gobernación con todo y su gigante director Carlos Tabeada Villanueva.
El problema para Alfredo Rivera es que el desmantelamiento de su flamante Secretaría no acabará ahí, pues se prevé que en los próximos días también pase a depender de Gobernación, como originalmente estaba, el Dirección de Abasto, Comercialización y Vía Pública.
¿Qué manejará entonces Alfredo Rivera? ¿La Dirección de Turismo, que hoy ocupa la esposa del secretario general, Marcela Domínguez Cuanalo? o ¿acaso la Dirección de Mercados?
La verdad es que Alfredo Rivera entró al gabinete dogerista con calzador, y que hoy, cuando la administración municipal está por cumplir un mes, comienza a caer en la cuenta de su error.
Pero el tema de la columna, en realidad es otro.
Y es que el pleito por la Dirección de Normatividad Comercial volvió a confrontar a los bandos del equipo dogerista. Los rudos —Omar Álvarez Arronte, Javier Casique Zárate y Humberto Vázquez Arroyo— nunca estuvieron de acuerdo en que los giros negros salieran de la esfera de la Secretaría de Gobernación. Sin embargo, los técnicos —comandados por Ignacio Mier y Alberto Ventosa Coghlan— estaban más que contentos.
El caso es que los rudos finalmente convencieron al munícipe Enrique Doger y la historia cambió. Ahora los rudos son los felices y los técnicos los enojados.
Pero este tampoco es el tema, perdón por tanta digresión, pero el chisme no me deja.
Lo que en realidad le quiero decir es que hoy los secretarios y directores del ayuntamiento de Puebla se agrupan en cuatro bandos, dos de ellos en abierta confrontación por el control de las principales áreas de la administración municipal.
El primer bando, el de los rudos, se integra como ya dijimos líneas arriba por el secretario y subsecretario de Gobernación, Omar Álvarez y Javier Casique, respectivamente, así como por el secretario de Seguridad Pública, Humberto Vázquez, y la directora del DIF municipal, Elieth Blázquez Bonilla.
El de los técnicos, lo componen el vicepresidente municipal o coordinador ejecutivo de la presidencia, Alberto Ventosa, y el secretario general, Nacho Mier. Por razones de subordinación y parentesco hay que agregar a este bando al secretario de Administración, Miguel Quiroz Escalona, al jefe de la Oficina de Políticas Públicas, Rubén del Castillo y Hernández, y a la directora de Turismo, Marcela Domínguez.
Un tercer bloque, cuyos integrantes se conocen como los ni fu, ni fa, pues hasta el momento han guardado una prudente distancia de los dos primeros bloques, está conformado por el contralor Víctor Gabriel Chedraui; el secretario de Fomento Económico, Alfredo Rivera; el secretario de Desarrollo Social, Leonardo Corro Fernández; el secretario de Planeación e Inversión, Juan Carlos Páez Morales; el secretario técnico del ayuntamiento, Raúl Castillo Ramírez, y la directora de Arte y Cultura, Dalia Monroy Hernández.
El cuarto y último bloque, conocido como el de los beneméritos, por provenir de la burocracia universitaria, está integrado por el tesorero, Jorge Alfonso Ruiz Romero; el secretario de Obras y Servicios Públicos, Jorge Rodríguez Morgado, y el coordinador de Comunicación Social, Raymundo Vega y Crespo.
EN CORTO
Como un proceso harto complicado y donde la incertidumbre y la desconfianza serán las notas sobresalientes, se antoja la elección perredista del próximo domingo. Localmente, los militantes del sol azteca tendrán que elegir dirigente estatal de un abanico de once candidatos, ninguno de los cuales garantiza el consenso o un triunfo contundente. Lo peor, sin embargo, es que las votaciones se realizarán con árbitros carentes de autoridad moral y un padrón que nadie, pero absolutamente nadie, considera confiable. Y es que, según datos del responsable del Servicio Electoral, Luis Antonio Torres Osorno, los perredistas poblanos pasaron de 80 a 130 mil en el último año. Algo que por supuesto tampoco nadie cree, pues en los comicios del año pasado para gobernador del estado, el candidato del sol azteca, Alejandro Villar Borja, sólo computó 100,157 sufragios en toda la entidad, lo significa —si tomamos como base el padrón— que ni los perredistas votaron por él. ***** Por cierto, de los 10 u 11 candidatos a presidir el Comité Ejecutivo Estatal del PRD, los que más posibilidades tienen son mujeres. Una es María Elena Cruz Gutiérrez, quien tiene el apoyo del grupo del ex diputado federal Luis Miguel Barbosa Huerta, es decir de Nueva Izquierda, y la otra es Martha García Rocha, quien localmente es respaldada por el grupo de Los Tachos y a nivel central por una de las corrientes de Izquierda Democrática de René Bejarano Martínez. Otros dos candidatos con alguna posibilidad son Horacio Gaspar Lima, de la Red de Izquierda Revolucionaria, y Mario Vélez Merino, de la corriente de Saucedo Pérez, del Movimiento de Izquierda Libertaria. ***** No lo cuente en voz alta, pero el responsable local del proceso interno del PRD, Luis Antonio Torres, está implicado en el delito de falsificación de documentos oficiales, anomalía por la cual incluso es sujeto de un proceso penal, promovido en su contra por Juan Garzón Contreras, un militante perredista de San Martín Texmelucan. ***** En el proceso interno del próximo domingo, los perredistas poblanos también elegirán dirigente nacional, delegados a la convención nacional del PRD para nombrar candidato presidencial, y consejeros nacionales y estatales. ***** Aunque en las elecciones para consejeros universitarios celebradas la semana pasada en la Universidad Autónoma de Puebla, las fórmulas simpatizantes del rector Enrique Agüera Ibáñez obtuvieron sonadas victorias en la mayoría de las unidades académicas, lo ocurrido en algunas escuelas y facultades —como Administración, Medicina, Filosofía, Economía, Físico-Matemáticas y Electrónica— encendió focos de alerta, no sólo por el triunfo de planillas estudiantiles que escapan al control de los directores, sino porque los nuevos consejeros provienen de organizaciones radicales de oposición, como la Liga Estudiantil Democrática (LED) y el Movimiento Espartaco. En el caso de la fórmula estudiantil de Administración, encabezada por Carlos Alberto Jiménez Bandala, hay la sospecha de que ésta en realidad fue alentada por Javier Casique Zárate, ex secretario particular del ex rector Enrique Doger. ***** El jueves por la noche, el secretario de Gobernación del estado, Javier López Zavala, se llevó a cenar a los reporteros de la fuente al restaurante 1800 del Centro de Convenciones, hasta el cual llegaron más tarde el secretario de Educación Pública del estado, Darío Carmona García y el director general del Sistema DIF estatal, Alejandro Armenta Mier, para amenizar juntos un noche bohemia con música de guitarra, poesía de Jaime Sabines e interpretaciones del príncipe de la canción José José. Durante la reunión López Zavala se encomendó a los reporteros de la fuente gubernamental, con el compromiso de que él sabrá corresponder al buen trato que le brinden. ***** Y hasta la próxima.