Lunes, 31 Julio 2006
Jul31

Candidatos a la alcaldía de Puebla

Aun cuando todavía quedan por delante 15 largos meses para las elecciones de presidente municipal de Puebla, las especulaciones sobre quién podría sustituir a Enrique Doger Guerrero al frente del ayuntamiento capitalino están al orden del día, lo mismo entre panistas que priístas.

 

En el transcurso de los últimos días, los columnistas y la prensa local han dado cuenta de varios nombres.

 

Intolerancia, por ejemplo, ha venido especulando con el nombre del ex futbolista y diputado federal saliente Roberto Ruiz Esparza, y ayer en el portal de La quinta columna leíamos que Ana Teresa Aranda tiene planes de regresar a Puebla para contender por la presidencia municipal.

 

Desde el arranque de la administración marinista, el nombre del secretario de Gobernación, Javier López Zavala, no ha dejado de barajarse como el más probable sucesor de Enrique Doger. Sin embargo, después del escándalo que envuelve al gobernador Mario Marín por el caso de la periodista Lydia Cacho, la figura de Javier García Ramírez, secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, ha venido configurándose como otra alternativa seria del marinismo, en una especie de Plan “B”.

 

Por lo que hace a las cartas del alcalde Enrique Doger, éstas parecen reducirse a dos: a su secretario general, Ignacio Mier Velasco, y a su secretario de Gobernación, Omar Álvarez Arronte.

 

La caballada panista luce menos famélica, sobre todo después de las elecciones federales del 2 de julio. Para buscar la alcaldía de Puebla se han apuntado el senador Francisco Fraile García, la secretaria de Desarrollo Social del gobierno federal, Ana Teresa Aranda; el diputado federal electo, Antonio Sánchez Díaz de Rivera; el dirigente estatal del PAN, Eduardo Rivera Pérez, y el presidente del Comité Municipal, Pablo Rodríguez Regordosa.

 

Lo paradójico en el caso del PAN, es que no siempre sus precandidatos más populares o con mayor potencial, son lo que obtienen el voto mayoritario de su militancia. Ana Teresa Aranda puede resultar, en una encuesta de opinión a población abierta, la candidata con más posibilidades de ganar, y sin embargo perder la convención municipal. En contraparte, Eduardo Rivera puede parecer un candidato con bajo conocimiento y poca confianza a nivel ciudadano, pero salir nominado si los grupos que controlan la estructura panista deciden apoyarlo.

 

Decir a estas alturas que Acción Nacional se perfila como el favorito para ganar la presidencia municipal de Puebla en los comicios de noviembre de 2007, es hasta cierto punto lógico y previsible.

 

Lo no razonable sería suponer precisamente lo contrario, a juzgar por la alternancia partidista que desde 1995 se ha vuelto parte de la normalidad democrática en la capital del estado, el comportamiento de los votantes de la Angelópolis en las elecciones intermedias de los dos últimos sexenios y los resultados del reciente proceso electoral federal a nivel del municipio de Puebla.

 

Por principios de cuentas hay que anotar que desde hace dos sexenios, las elecciones intermedias para presidente municipal de Puebla siempre han sido ganadas por el PAN. Así ocurrió en la gestión de Manuel Bartlett Díaz durante las elecciones de 1995, donde por vez primera los panistas se hicieron del gobierno de la capital con Gabriel Hinojosa Rivero, y luego en 2001, a mitad del sexenio de Melquiades Morales Flores, con Luis Paredes Moctezuma.

 

Además, en las recientes elecciones federales del 2 de julio, el PRI —en coalición con el PVEM— no sólo perdió los cuatro distritos de la capital, sino que quedó en tercer lugar por abajo del PAN y la coalición Por el Bien de Todos.

 

Sin embargo, si se analizan con mayor detalle las elecciones locales y federales de los últimos 11 años en el municipio de Puebla, se observará que sólo en los procesos de 1998 y 2006 el PRD ha registrado votaciones por arriba del 10%.

 

En los comicios de 1998 para presidente municipal de Puebla, el PRD con Emilio Maurer Espinosa obtuvo el 24% de los votos, y en la última elección presidencial, el PRD en coalición con Convergencia y el PT captó el 31.15% de los votos con su candidato Andrés Manuel López Obrador.

 

En el primer proceso, el PRD no sólo le restó votos al PAN sino que dividió el voto anti PRI, lo que finalmente favoreció a este último partido y su candidato a la presidencia municipal, Mario Marín Torres, quien se alzó con la victoria.

 

Y en el segundo proceso, la coalición de izquierda no sólo capitalizó a favor suyo el voto anti Sistema y volátil, que antes monopolizaba el PAN, sino que le quitó votos al PRI, sobre todo en sectores y estratos supuestamente leales o afines a la causa tricolor.

 

En este contexto, no resulta descabellado plantear la hipótesis de que si el PRI de veras quiere ganar la presidencia municipal de Puebla en las elecciones del año entrante, lo primero que debe hacer es fortalecer al PRD, mas que andar cobijando nuevos partidos como Esperanza Ciudadana.

 

En un escenario de alta competencia electoral, el PRI lleva las de perder si sólo contiende contra el PAN, o, en otras palabras, la única posibilidad de que el PRI le gane al PAN la presidencia municipal de Puebla es inventándose un nuevo Maurer o un Peje local.

 

Candidatos hay.

 

Ahí están, por citar sólo tres nombres: Gabriel Hinojosa Rivero, quien se desligó del PAN, pero no de su intención de volver a gobernar el municipio con su proyecto de segunda generación; “El Capi” Ruiz Esparza, quien tras los bloqueos de la dirigencia panista para contender por la alcaldía poblana en el 2004 se convirtió en diputado federal “independiente” y se echó a los brazos del marinismo, y José Doger Corte, ex rector dela Universidad Autónomade Puebla y auditor general del Órgano de Fiscalización Superior.

 

Los tres son personajes conocidos, y más o menos con una buena imagen pública: uno ya fue presidente municipal y quiere volver hacerlo, aun sin el PAN; el segundo quiere ser candidato, pero sin el lastre del PRI, y el tercero ya contendió por la presidencia municipal, pero como candidato del Partido Socialista Unificado de México, antes de que fuera rector dela UAP.

 

EN CORTO

Este viernes en el tradicional hotel restaurante Las Mañanitas de Cuernavaca, el senador electo del PAN, Rafael Moreno Valle Rosas sostuvo una larga comida con algunos de sus ex compañeros legisladores de la LVI Legislatura del Congreso del estado como la priísta Norma Sánchez Valencia, el perredista Rodolfo Huerta Espinosa y los “independientes” del SNTE: Leticia Jasso Valencia y Hugo Alejo Domínguez. A la comilona también se habrían integrado otros dirigentes magisteriales como Guillermo Aréchiga Santamaría, ex candidato a Senador del Partido Nueva Alianza (PANAL), Jorge Rodríguez Méndez y Gustavo Espinoza Vázquez, secretarios generales de las secciones 23 y 51 del SNTE, respectivamente. ***** A propósito. Cuentan que en la bancada panista causó extrañeza que los diputados “independientes” del SNTE hubieran aprobado, junto con la mayoría priísta de la LVI Legislatura, la cuenta pública del primer año de gestión del gobernador Mario Marín. Y es que para nadie es un secreto que los diputados Hugo Alejo y Leticia Jasso aún tienen como pastor —en el Congreso del estado— a Rafael Moreno Valle.