24/Mayo/2005
Blanca Patricia Galindo

“Gabriel se va para siempre de la casa”. Así, corta y dura, es la única frase que dejó un menor de 12 años que ayer decidió quitarse la vida en una humilde vivienda en donde dejó a sus padres sumidos en el dolor.

Pintada en la pared de su recámara con un crayón o lápiz de color, con letras medianas, deformes y que terminaron en línea descendente, quedó la despedida de un pequeño que, a decir de su padre —oriundo del vecino estado de Oaxaca— en apariencia no tenía problemas.

Gabriel, el mayor de cuatro hermanos, vivía junto con su familia en una vivienda humilde del barrio del Refugio. Su pequeño cuerpo, apenas cubierto por un sarape, dejaba ver únicamente unos zapatos tan desgastados como debió estarlo su alma.

Su muerte se suma a las de otras 80 personas que en el transcurso del presente año decidieron quitarse la vida en el estado de Puebla, por motivos diferentes 

La alta cifra de suicidios ha llevado a que autoridades gubernamentales, especialistas médicos e incluso la Iglesia Católica desarrollen programas que tienen como fin atender a personas que se sientan en una situación desesperante.

Uno de los datos más alarmantes —dado a conocer en días pasados por la Procuraduría General de Justicia— es que al menos 15% de los suicidios registrados en la entidad corresponden a menores de edad.

Y justo éste es el caso de Gabriel, quien a sus escasos 12 años decidió quitarse la vida por su propia mano.

Su padre —cuya identidad se reserva— con lágrimas en los ojos aseguraba que el pequeño nunca manifestó tener problemas que le llevaran a quitarse la vida, por lo que el hecho les tomó por sorpresa.

Al final fue como él deseó: Gabriel se fue para siempre de su casa…