Lunes, 29 Marzo 1999
Mar29

La legitimidad de los consejeros ciudadanos .

Si antes de nombrar a Gaspar Chávez Zárate como secretario técnico de la Comisión Estatal Electoral (CEE), la legitimidad de los consejeros ciudadanos se encontraba por los suelos, ahora la única salida decorosa que les queda, ante el descrédito generalizado de que gozan frente a los partidos de oposición y la opinión pública, es su renuncia.

Y es que su desempeño está muy lejos de cumplir con los principios rectores que deben guiar la actuación del máximo órgano electoral: legalidad, imparcialidad, objetividad, certeza e independencia.

Para cualquier observador político, resulta sospechosa si no es que hasta cómplice la unanimidad mostrada por los consejeros ciudadanos al momento de votar por el nuevo secretario técnico de la CEE, pese a su oscuro pasado.

Quizá lo más extraño es que ninguno de los seis consejeros que lo eligieron se haya tomado la molestia de investigar los antecedentes de Gaspar Chávez en la administración pública estatal o federal, con algunos de los que fueron sus jefes, como el exsubsecretario de Relaciones Exteriores, Rubén González Sosa; el exgobernador Guillermo Jiménez Morales o el exdelegado del Infonavit, Oscar Aguilar González.

El segundo podría haberles contado, por ejemplo, los motivos que tuvo para echarlo de su gabinete, allá por 1982, cuando valiéndose de sus influencias en el servicio exterior y de su cargo como secretario de Programación y Presupuesto, quiso introducir por la aduana de Veracruz, en nombre del gobierno del estado, un embarque de varilla que en realidad tenía como destino una constructora particular.

En esa ocasión, Jiménez Morales pudo acusarlo de tráfico de influencias y de evasión de impuestos, pero prefirió despedirlo. Su salida no obedeció, como Gaspar Chávez presume, a diferencias políticas con el secretario de Finanzas, Jorge Murad Macluf, sino a esta y otras irregularidades que personajes de aquel sexenio aún viven para contarlas, pero que por lo visto a los consejeros ciudadanos poco o nada les importan.

Su paso por la delegación del ISSSTE en Puebla tuvo una historia semejante. Y es que nuestro personaje llegó a esa posición, muy a pesar del gobernador Mariano Piña Olaya, quien hacia finales de 1990 le hizo llegar al presidente Carlos Salinas de Gortari un expediente de las anomalías y desviaciones presupuestarias del delegado federal.

Su cabeza rodó al parejo de otras -como la de Carlos Talavera Pérez, entonces coordinador de asesores de Gaspar Chávez- que habían dejado ver sus intenciones de perfilar al delegado del ISSSTE como uno de los precandidatos del PRI a suceder a Mariano Piña en la gubernatura de Puebla.

En febrero de 1995, Gaspar Chávez regresó a Puebla como subdelegado de Crédito del Infonavit con la promesa de que en un corto plazo sería designado titular de la Delegación.

Pero como el relevo se demoró, pronto entró en conflictos con su jefe Oscar Aguilar González, a grado tal que éste se vio obligado a pedirle la renuncia, una vez que constructores y proveedores como Enrique Cobos le denunciaron que Gaspar Chávez les exigía dádivas a cambio de autorizar pagos o la promoción de paquetes de vivienda de interés social.

Otra situación que resulta increíble es que los consejeros ciudadanos se hayan tragado la especie de que el sustituto de Adolfo Meneses Pardo es un servidor público sin antecedentes partidistas.

Si Gaspar Chávez niega -como lo hizo en la entrevista que le concedió a Blanca Patricia Galindo- ser militante del PRI, es porque estamos ante un mitómano, es decir, frente a un político que padece una tendencia patológica a mentir y a relatar cosas fabulosas.

Quienes lo conocen pueden confirmar mi aserto, sin exageraciones.

Gaspar Chávez es, además de priísta, el recomendado de Jesús Morales Flores -el hermano incómodo del gobernador- para hacerse cargo de la Secretaría Técnica de la CEE.

Para comprobarlo, lo primero que hay que hacer es desconfiar del curriculum vitae que hizo llegar a los consejeros ciudadanos y a los medios de comunicación la mañana del miércoles 24 de marzo y que, ¡oh coincidencia!, omite cuáles fueron sus actividades entre 1988 -en que dejó la Secretaría de Programación y Presupuesto para sumarse a la campaña de Carlos Salinas de Gortari- y 1989 en que fue designado delegado estatal del ISSSTE en Oaxaca.

La omisión no es casual. Y es que por aquellos años Gaspar Chávez fue un activo militante del tricolor que estuvo metido de tiempo completo en la campaña de Carlos Salinas.

El priísmo de Gaspar Chávez lo hizo reaparecer en Puebla hace poco del brazo del hermano incómodo del gobernador. Su presencia en reuniones de trabajo del equipo melquiadista de campaña, tanto en la sede del Comité Directivo Estatal como en las oficinas de la Fundación Colosio, fue cotidiana.

Siempre al lado de Jesús Morales, Gaspar Chávez incluso participó en la elaboración de un proyecto de reingeniería administrativa que dentro de la Fundación Colosio coordinó Carlos Franco Díaz, así como en la entrega-recepción que se hizo de la Secretaría de Educación Pública, de la que estuvo a punto de convertirse en subsecretario.

¿Por qué el consejero presidente, Sergio Reguero Placeres, propuso a Gaspar Chávez como secretario técnico y cuáles fueron las razones de los otros cinco consejeros presentes para aprobar su designación por unanimidad?, son dos preguntas que la máxima autoridad electoral -y quizá también el gobernador- debe responder.

Hasta ahora lo dicho por Sergio Reguero, en el sentido de que él y los consejeros actuaron apegados a derecho, en términos del artículo 51 fracción XXX y 52 fracción VI, no satisface ni convence a nadie, de ahí que la totalidad de los partidos de oposición haya decidido abandonar los trabajos de la Comisión Estatal Electoral hasta en tanto Gaspar Chávez presente su renuncia.

Sergio Reguero y el resto de los consejeros ciudadanos deben saber que la legalidad es sólo uno de los principios rectores de la Comisión y que ésta es tan importante como la imparcialidad, la objetividad, la certeza y la independencia, ninguna de las cuales garantiza Gaspar Chávez a juzgar por su trayectoria.

Con su designación, los consejeros ciudadanos se pusieron la soga al cuello, pues además de tirar al cesto de basura la poca legitimidad que aún les quedaba, hicieron que la oposición en bloque pusiera al gobernador contra la pared, al condicionar cualquier colaboración con su gobierno a una nueva reforma electoral que, por supuesto, conlleve a la destitución de Gaspar Chávez y de la ellos mismos.

Y para muestra un botón: con fecha 27 de marzo de 1999, la representación del PAN ante la CEE solicitó formalmente ya no sólo la renuncia de Gaspar Chávez, sino la del consejero presidente del organismo, Sergio Reguero.

 

EN CORT0

            Dos son los poblanos que mayor cercanía guardan con el futuro presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, José Antonio González Fernández. Uno es el exdiputado federal Jaime Olivares Pedro, quien colaboró con aquel en el ISSSTE y más tarde en la Secretaría del Trabajo; el otro es Roberto Martínez Olivera, quien se desempeñó como secretario particular y coordinador administrativo de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, subdirector del ISSSTE y oficial mayor de la Secretaría del Trabajo. ***** Un buen pleito, en presencia del exgobernador Manuel Bartlett Díaz, fue el protagonizado la tarde del miércoles en el restaurante Churchill de la ciudad de México, por los priístas Omar Alvarez Arronte e Ignacio Mier Velasco, debido a que éste último pretendía que la diputación federal se pronunciara en bloque por la candidatura de Rodolfo Echeverría Ruiz a la dirigencia nacional priísta. Cuentan que Omar Alvarez se opuso con tal vehemencia a la intentona de Nacho Mier que hasta Manuel Bartlett quedó convencido de no unir su destino a la suerte de Rodolfo Echeverría y José Luis Soberanes. Otros diputados que también se opusieron al expresidente estatal del PRI fueron Enoé González Cabrera, América Soto López y Oscar Aguilar González, aunque éste último no acudió al restaurante donde Manuel Bartlett compartiría el pan y la sal con el cardenal Norberto Rivera Carrera, quizá porque su gallo es el actual secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, con quien el sábado de hace ocho días le publicaron una foto en el periódico Reforma. ***** En la inaguración de los Juegos Regionales del Consejo Nacional del Deporte Estudiantil (Condde), el miércoles pasado en el Polideportivo de Ciudad Universitaria, el rector de la UAP, Enrique Doger Guerero, y el exgobernador Manuel Bartlett fueron blanco de críticas por parte de un sector estudiantil, cuyos dirigentes ya están siendo investigados por la KGB de la UAP. ***** El gran perdedor de las elecciones del lunes pasado para consejeros universitarios en la UAP fue Javier Casique. Y es que el secretario particular del rector quiso meterse en Derecho y en Economía, pero sus fórmulas no ganaron. Lo mismo le ocurrió en el área de la Salud con los trabajadores no académicos y en la escuela de Computación, donde se registraron cuatro fórmulas de profesores. ***** De risa el comunicado que el diputado Eduardo Vázquez Valdés envió a los electores de su distrito, a quienes informa que durante el primer periodo ordinario de sesiones tomó decisiones muy importantes como aprobar la solicitud de seis personas que demandaron la calidad de poblanos. ¡Uff!, qué trabajo. ***** Y hasta la próxima.

---FIN.