Mar13

2 de julio: elecciones o referéndum

Lunes, 13 Marzo 2006

Uno de los mayores errores que el gobernador Mario Marín Torres y sus operadores políticos podrían cometer de cara a las elecciones del próximo 2 de julio, es que éstas se conviertan en un referéndum popular o en un plebiscito ciudadano sobre el desempeño de su gestión.

Para evitarlo, el gobernador y sus operadores tienen varias alternativas:

La primera y más importante es que el PRI se abra y permita que aquellos grupos y corrientes que desplazó, marginó o excluyó de las posiciones de dirigencia del tricolor, desde que Mario Marín fue nominado candidato a gobernador del estado, se reintegren a la vida partidaria y participen en estas elecciones como candidatos a diputados y senadores de la Alianza por México.

Si por el contrario, el marinismo se enconcha y opta por el camino de la cerrazón, en aras de privilegiar la lealtad, el riesgo de que el proceso se contamine y las elecciones se desvirtúen es muy alto.

 Una segunda alternativa, estrechamente vinculada con la anterior, es que su administración y en particular algunos operadores suyos como el secretario de Gobernación Javier López Zavala; el director del Sistema DIF estatal, Alejandro Armenta Mier; el alto comisionado del Instituto Poblano de la Productividad Competitiva, Gabriel González Molina, y el director del Sicom, Javier Sánchez Galicia, entre otros, se desmarquen del proceso electoral.

Lo peor que le puede ocurrir a la gestión de Mario Marín es un nuevo escándalo, ahora con connotaciones electorales, que ponga al descubierto al secretario de Gobernación, Javier López Zavala, como el verdadero operador de la estructura de promoción y movilización electoral del PRI.

Si Mario Marín de veras quiere evitar que los comicios del primer domingo de julio terminen siendo un referéndum sobre su gestión, entonces debe tomar en serio las encuestas, no sólo las que miden intención de voto por candidato y partido, sino aquellas que valoran y ponderan el perfil de los candidatos.

Si la mayoría de los electores, de acuerdo con diferentes estudios de opinión, se inclinan por candidatos preferentemente femeninos, con estudios profesionales o de postgrado, maduros y más cercanos a la sociedad que a los propios partidos, el PRI entonces debe reconsiderar su lista de prospectos a diputados y senadores, y analizar qué candidato le conviene más: si uno muy conocido, pero con baja intención de voto, u otros que pueden resultar pocos conocidos, tal vez incluso por su lejanía de la burbuja marinista, pero con mayor potencial.

En algunas encuestas estatales, como por ejemplo la correspondiente a marzo de “Opina Consultoría Estratégica”, Mario Montero Serrano aparece con un nivel de conocimiento de 26.5 y en un potencial de voto de 28.9, mientras que José Luis Flores figura con un conocimiento de 13.2, pero un potencial de voto de 41.8 puntos.

La deserción de Rafael Moreno Valle Rosas de las filas priístas es, en buena medida, resultado de este tipo de dilemas. El ex presidente de la Gran Comisión del Congreso del estado sabía que las encuestas lo ubican como el segundo aspirante priísta mejor rankeado para el Senado, pero que esta posición no sería para él, sino para un marinista cien por ciento puro.

Las preguntas se imponen: para el proyecto político del gobernador, hoy seriamente cuestionado, ¿dónde encajaría mejor Mario Montero: en el gabinete o en el Congreso dela Unión? ¿Dónde sería más útil el ex secretario general del ayuntamiento y ex presidente del Comité Directivo Estatal del PRI: en un escaño en la Cámara alta o al frente de una secretaría del gabinete?

Estas mismas interrogantes habría que llevarlas con los aspirantes a diputados, los inscritos y los no inscritos. En la capital del estado, por ejemplo, ¿quién le garantiza al PRI mejores resultados: un diputado antipático y anticlimático como Héctor Alonso Granados o una priísta con un perfil más ciudadano como Blanca Alcalá Ruiz aun sin pertenecer al equipo marinista?

En Huauchinango: ¿qué pasaría si Ricardo Urzúa Rivera no es candidato a diputado federal por el distrito 1 de Puebla? ¿Sería capaz de rebelarse y provocar un tremendo boquete al PRI en esa región? Ahora preguntémonos lo mismo con el caso de Alberto Amador Leal, quien lejos está de ser un hombre cercano o de las confianzas del grupo gobernante en turno.

Y si este ejercicio se repite con otros prospectos a diputados federales, la constante que vamos a encontrar es que los escenarios electorales, a raíz del 14 de febrero en que reventó el escándalo de las grabaciones del gobernador Mario Marín con el empresario Kamel Nacif Borge, no sólo se complicaron por el descrédito y desconfianza hacia la administración estatal, sino porque los riesgos de rupturas y escisiones en el PRI también aumentaron.

Antes del 14 de febrero pocos eran los que se atrevían a desafiar políticamente al gobernador Marín, ya que 7 de cada 10 poblanos aprobaban su gestión, pero hoy que 6 de cada 10 la reprueban; los provocadores sobran y más cuando los rumores de que éste puede caer son incluso alentados desde el propio PRI.