Feb27

Coscorrón electoral, la marcha de ayer

Lunes, 27 Febrero 2006

Más allá de cuántos asistieron a la marcha de ayer o si ésta fue mayor o menor a la efectuada el viernes 17 de febrero para apoyar al gobernador del estado, una cosa es cierta: mucha fue la gente que se manifestó y que de manera genuina se pronunció por la renuncia de Mario Marín Torres.

 

Para la administración estatal, la concentración de ayer constituye un serio revés en el terreno político, no sólo por la amplia convocatoria que tuvo, al rebasar incluso las expectativas de sus organizadores y de los dirigentes de los partidos políticos participantes, sino porque reactivará las presiones electorales encaminadas a que el PRI sea el que pague los errores del gobernador Marín.

 

Las encuestas que se difundieron de María de las Heras, en el periódico Milenio, y de Consulta Mitofsky a principios y mediados de la semana pasada, en el sentido de que el escándalo del gobernador Marín sólo le había costado al PRI un punto, están muy lejos de medir el impacto real, sobre todo porque el caso sigue siendo motivo de escarnio y mofa en los medios de comunicación locales y nacionales.

 

La gran movilización de ayer —estimada en alrededor de 30 mil personas— dará nuevos ánimos y argumentos a quienes, al margen de las consideraciones jurídicas, vienen exigiendo la renuncia del gobernador.

 

Sin embargo, para la dirigencia nacional del PRI y su candidato presidencial Roberto Madrazo Pintado, la llamada Marcha por la Dignidad Ciudadana encenderá focos de alerta debido al rol estratégico que Puebla —la quinta entidad con mayor número de votantes en el país— y su gobernador jugaban en la campaña electoral del tabasqueño.

 

Si en Puebla la aprobación de Mario Marín después del escándalo que generó la difusión de su llamada telefónica con el empresario Kamel Nacif Borge cayó casi 12 puntos, y la intención de voto del PRI más de 3 puntos, se imagina qué pasará si la tormenta política arrecia, como se prevé, pero sobre todo si el PAN u otras organizaciones deciden asociar —en ingeniosos spots de televisión— la imagen de Roberto Madrazo con la del “gober precioso”. ¡Y vaya que hay material de sobra!

 

Más que la manifestación de ayer o el proceso para llevar al Ejecutivo estatal a un juicio político, lo que realmente podría precipitar la caída de Mario Marín es que Roberto Madrazo y otros gobernadores leales a éste le dieran la espalda, a sabiendas de que el escándalo podría estancar a la Alianza por México en el tercer lugar de las preferencias o alejar al PRI de la posibilidad de llegar a Los Pinos.

 

En una coyuntura electoral tan reñida como la actual este escenario no es descabellado.

 

Ya Roberto Madrazo lo intentó el pasado fin de semana cuando el escándalo apenas llevaba cinco días en los medios de comunicación y las encuestas de opinión le reflejaban uno o dos puntos negativos.

 

¿Qué pasará ahora cuando el caso que involucra al gobernador Mario Marín y al empresario Kamel Nacif Borge en un presunto tráfico de influencias para encarcelar a la periodista y escritora Lydia Cacho Ribeiro entre a su tercera semana?

 

¿De qué tamaño será el impacto mediático de la numerosa marcha de ayer? ¿La nota seguirá siendo material de portada para los periódicos nacionales, tema principal para los noticiarios de radio y televisión, o asunto de chorcha para programas cómicos o de entretenimiento como La Parodia, El Privilegio de Mandar o De noche con Sabrina.

 

¿Cuál será el impacto, en términos de percepción pública, del manto protector tendido por los gobernadores del PRI y Roberto Madrazo a Mario Marín? ¿Seguirá todavía en uno dos puntos negativos?

 

¿Cuál será la reacción de los electores cuando el PAN diga en sus nuevos spots de televisión que Roberto Madrazo y Mario Marín no sólo son grandes amigos, sino que aquél protege al gobernador poblano, y éste a empresarios ligados a redes de pornografía infantil?

 

Son meras preguntas, que conste.