Jul03

Melquiades, el costo de la derrota

Lunes, 03 Julio 2006

Tres son las grandes sorpresas que dejó el proceso electoral en Puebla:

 

1.         El desplome de la votación del PRI, que se convirtió en la segunda fuerza política a nivel estatal y en la tercera en el municipio de Puebla, por abajo del PAN y la izquierda coaligada.

 

2.         La votación histórica obtenida por los candidatos de la izquierda, a pesar del desconocimiento que sobre ellos existe, el desprestigio y la falta de cohesión e identidad de los partidos que los postularon.

 

3.         La derrota de Melquiades Morales Flores y Mario Montero Serrano como candidatos al Senado de la Alianza por México, no obstante que la mayoría de encuestas y sondeos de opinión que hasta el viernes 23 de junio se publicaron los daban por triunfadores.

 

Sobre la primera sorpresa son varias las interrogantes que quedan el aire: ¿La votación del PRI se desplomó por el efecto precioso? ¿El gobernador Mario Marín Torres pactó con el secretario de Gobernación federal, Carlos María Abascal Carranza, y el candidato del PAN a la presidencia de la República, Felipe Calderón Hinojosa, la derrota del PRI con tal de salvar su pellejo? ¿El presidente municipal de Puebla, Enrique Doger Guerrero, fue parte de ese arreglo o simplemente se sumó por conveniencia política, para desgastar al grupo de Melquiades Morales y deshacerse de Mario Montero como posible contendiente a la gubernatura del estado?

 

Por lo que hace a la segunda sorpresa, hay que destacar que nunca antes un partido de izquierda sólo o coaligado había obtenido en Puebla más del 20% de la votación general del estado, ni siquiera en 1998 cuando el PRD postuló en coalición con otros partidos a Ricardo Villa Escalera para la gubernatura y a Emilio Maurer Espinosa para la presidencia municipal de Puebla.

 

Respecto a la tercera y última sorpresa, el descalabro de Melquiades Morales, pero sobre todo de Mario Montero, creo que las consecuencias están a la vista: el ex gobernador se devaluó en esta elección, echó por la borda el capital político que acumuló en su sexenio y que pretendía aprovechar a favor de su hermano Jesús Morales en los tiempos por venir; y el ex dirigente del PRI, no sólo perdió la oportunidad de llegar la Cámara Alta, sino la posibilidad de sustituir a Mario Marín en la gubernatura del estado.

 

 

 

 

 

EN CORTO

Héctor Laug García, el célebre mapache electoral de Puebla, fue visto la semana pasada en Querétaro, donde se supone presta sus servicios de operador electoral para la candidata de la Alianza por México a la presidencia municipal de la capital queretana, Dolores Cabrera Muñoz.

 

Ésta conoció a Héctor Laug gracias a un homólogo suyo cuando fue rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro. Me refiero a Enrique Doger Guerrero, ex rector de la Universidad Autónoma de Puebla y presidente municipal de la Angelópolis.

 

Laug, quien actualmente labora como “asesor” de la Secretaría de Gobernación del ayuntamiento de Puebla, fue captado con otros operadores de la candidata de la coalición del PRI y el PVEM a la presidencia municipal de Querétaro, desayunando en los restaurantes La Marquesa y La Mariposa de esa ciudad.