¿Y si Zavala no es candidato a la alcaldía?
Mucho se ha dicho y escrito sobre el futuro político de Javier López Zavala.
En términos generales, casi todo mundo coincide que el secretario de Gobernación del estado, y principal operador político del gobernador Marín Marín Torres, será candidato del PRI a la presidencia de municipal de Puebla.
A diferencia de lo que ocurre en el partido blanquiazul, donde el abanico de prospectos a la alcaldía poblana para el 2007 es cada vez más amplio, en el tricolor no parece haber más opción que López Zavala.
El factor de peso más importante para suponer que el secretario de Gobernación será postulado a la presidencia municipal de Puebla es, sin duda, el respaldo, la promoción y el abierto juego político que de su persona hace el primer priísta de la entidad.
Los mensajes y señales del gobernador Marín sobre el futuro político de López Zavala han sido tan claros y contundentes, que a estas alturas ningún priísta con aspiraciones de suceder a Enrique Doger Guerrero ha querido, al menos públicamente, desafiar esa voluntad.
Pero ¿qué pasaría si el gobernador Mario Marín cambia de planes y en lugar de enviar a su secretario de Gobernación como candidato a la alcaldía, lo promueve como aspirante al Senado de la República en las elecciones de julio de 2006.
La especie no es descabellada. De hecho, hace unos días el director del periódico Intolerancia, Enrique Núñez Quiroz, dejó entrever esa posibilidad al titular su columna ¿Zavala al Senado?
En su Contracara del jueves 8 de diciembre, Núñez escribió: “La evidente debilidad de la caballada que busca un lugar en las dos candidaturas rumbo al Senado dela República, ha provocado que desde lo más alto de la cúpula priísta se empiecen a barajar nuevos nombres que garanticen mejores expectativas electorales que los hasta ahora conocidos.
“De ahí que el nombre del secretario de Gobernación, Javier López Zavala, haya emergido como una de las opciones reales para afrontar el compromiso electoral en el ya cercano julio de 2006.”
La versión, insisto, no es descabellada. Es más, creo que se filtró con toda intención en aras de pulsar cómo caía esa noticia entre la clase política priísta.
Sin embargo, me parece que la intención de impulsar a López Zavala como aspirante al Senado de la República encierra otros propósitos. Uno de ellos, y quizá el más importante, es convertir a su hoy secretario de Gobernación es uno de sus operadores en el ámbito del Congreso de la Unión.
Si Mario Marín tiene planes de trascender la política aldeana para jugar en las grandes ligas nacionales con la intención de posicionarse como un eventual aspirante presidencial allá por el 2011, obvio es que requiere de empezar a construir una red de alianzas en la esfera federal, y qué mejor que éstos sean los diputados y senadores de su partido.
¿Podrían el ex gobernador Melquiades Morales Flores, el presidente municipal de Puebla Enrique Doger Guerrero o el actual líder del Congreso del estado, Rafael Moreno Valle Rosas que, según las encuestas, son los políticos priístas mejor posicionados rumbo al Senado de la República, cumplir con rol de promotores y activistas del proyecto transexenal del gobernador del estado?
La respuesta por supuesto es negativa.
¿El dirigente estatal del PRI, Mario Montero Serrano, podría cumplir con esta encomienda?
Probablemente sí, pero su problema es que simple y llanamente no repunta en las encuestas, a pesar de tener casi dos años al frente de la estructura estatal del PRI.
La objeción de que López Zavala tampoco ha ocupado un lugar destacado en los estudios de opinión no es del todo válida por una elemental razón: hasta ahora nunca había sido evaluado como aspirante al Senado.
Sin embargo, no sería raro que al hacerlo su posicionamiento estuviera muy por arriba de otros aspirantes priístas que francamente dan risa, como Víctor Manuel Giorgana Jiménez, Víctor Díaz Palacios y Víctor Hugo Islas Hernández.
Otro propósito del gobernador Marín en el impulso de López Zavala como precandidato al Senado dela Repúblicasería librarlo de la difícil prueba de la alcaldía poblana, prueba que hace seis años enterró las aspiraciones del prospecto inicial de Melquiades Morales Flores para sucederlo en la gubernatura: Carlos Alberto Julián y Nacer.
INTRAMUROS
El pasado martes por la noche los diputados de la LVI Legislatura del Congreso del estado se reunieron a cenar con el gobernador Mario Marín Torres para festejar la navidad y celebrar el año nuevo. El brindis estuvo reteanimado, tanto que se prolongó hasta las tres de la madrugada en Casa Puebla, y más tarde en otros lugares non sanctos, que supuestamente deberían estar cerrados. Pero ésa, como diría la Nana Goya, es otra historia.
El caso es que el festejo decembrino permitió al Ejecutivo y a los diputados brindar por la armonía entre poderes y por el año político que viene.
A la reunión asistieron todos los diputados. Bueno, casi todos, porque el único ausente —el madracista de hueso colorado, Fernando Morales Martínez— la verdad es que ni se notó.
La grilla, por supuesto, no faltó.
Los convidados a la mesa principal del anfitrión fueron el líder formal de la bancada priísta y presidente de la Gran Comisión, Rafael Moreno Valle Rosas; el coordinador de a de veras de los diputados del PRI, Pericles Olivares Flores, y los coordinadores del resto de las fracciones de oposición: Víctor León Castañeda, del PAN; Rodolfo Huerta Espinoza, del PRD; José Juan Espinosa Torres, de Convergencia; Mariano Hernández Reyes, del PT y Juan Aguilar Hernández, del PVEM.
Más tarde, cuando el reloj marcó el inicio del miércoles 14 de diciembre, la diputada Claudia Hernández Medina fue incorporada a la mesa principal, a manera de regalo de cumpleaños, una vez que sus compañeros le cantaron a coro las mañanitas por sus 40 primaveras.
A la distancia, el diputado Héctor Alonso Granados contempló la escena y en vano esperó ser invitado a la mesa del señor, pese a ser ni más ni menos que el presidente de la Comisión Inspectora del Órgano de Fiscalización Superior.
La fiesta, como escribí al comienzo de esta decembrina columna, estuvo de lo más animada. Nancy de la Sierra Arámburo, Edith Cid Palacios y Blanca Estela Jiménez Hernández —cuyo alaciado cabello y peinado de salón fue la comidilla de sus compañeras—, se convirtieron en las porristas al ritmo del za-za-za y la mesa que más aplauda.
En otra mesa, que compartieron los diputados Raymundo García García, Norma Sánchez Valencia, Daniel Martagón López, Juan Antonio Martínez, Jorge Gutiérrez Ramos y Alejandro Oaxaca Carreón, la conversación se puso muy cachonda. De la filosofía oriental, el taoísmo y la masonería, los legisladores pasaron a temas más candentes como el tantra y el kamasutra.
La mayoría de los legisladores del PAN se sentaron juntos, como protegiendo a la diputada Titi, Augusta Valentina Díaz de Rivera, quien lució un entallado vestido de noche color plata que arrancó más de un suspiro.
El oso de la cena corrió a cargo de los diputados Raymundo Atanasio Luna, a quien se le pasaron las copitas, y Rosalío Zanatta Vidaurri, quien al expresar sus parabienes personales para el año nuevo dijo que su mayor deseo era convertirse en el diputado consentido del gobernador en el 2006.
Los aguados de la fiesta y los primeros en despedirse del gobernador resultaron Norma Sánchez y Alejandro Oaxaca, quienes salieron juntos aprovechando que son vecinos de Cholula.
En cambio, los últimos en abandonar Casa Puebla y continuar el festejo por su cuenta hasta las 6 de la mañana, fueron los priístas José Enrique Vite Vargas y Miguel Ángel Ceballos López, quien por cierto llegó crudísimo a la sesión del jueves, tanto que no supo explicar por qué votó en contra de la Ley de Ingresos del municipio de Puebla.
Es cuanto, señores diputados.
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Esta columna se tomará un breve descanso en La Jornada de Oriente, para regresar el lunes 2 de enero. Muchas felicidades en estas fiestas navideñas y feliz año nuevo.