01/Diciembre/2012
Rolando Lino Mina

Hay quienes ponen “mejorar la vida sexual” entre sus propósitos para comenzar un año. ¿Para qué esperar hasta entonces? Si la vida sexual bien podría comenzar a mejorar en el minuto siguiente y convertirse en un muy relevante propósito. Porque demostrado está por la ciencia y ha sido comprobado por miles, que el sexo es un ejercicio inigualable para mantener en excelente forma al cuerpo; reduce además el estrés y la depresión; y en general desencadena diversos efectos en el organismo que sirven para prolongar la vida.

O sea que, si mejoramos (siempre se puede mejorar) la vida sexual, estamos generando un potente impacto hacia arriba en toda nuestra vida. Cualquier práctica sexual es provechosa. La masturbación es altamente saludable; y cuando quieras experimentar altos niveles de disfrute y bienestar compartido, puedes intentar el Sexo Tántrico. Lo importante es mantener la sexualidad activa, a toda edad.  

Por si esas razones no son suficientes para convencernos de los beneficios que nos trae pasarnos largas horas gozando entre las sábanas, tenemos una muy reciente investigación del Departamento de Psicología de la Universidad de Texas. Estos científicos texanos pusieron al día la pregunta… ¿Cuál es tu razón principal para tener sexo? Hace algunas décadas, el motivo triunfante hubiera sido el indiscutible “Tener hijos”.  Hoy ya no figura más. Su trono ha sido ocupado por el simple “¡Es que el (o ella) me gustó!” Y punto.

Los investigadores hallaron 237 razones recurrentes. ¿En qué lugar estará la que más te rige? ¿Cuál será la del amorcito de tu vida? Con un poco de suerte podrías averiguar la que más mueve a tu futura conquista. Y probablemente con cierta pericia podrás identificar la que más mueve a la gente del lugar en que vives, y que no necesariamente es la número uno.

La número dos es básica: “deseaba su cuerpo”. “Por puro placer”; “Para tener orgasmo”; o “Tener una aventura excitante”, hacen el 3, 4 y 5. Sigue: “Era muy atractiva (o atractivo, etc.)”. “Estaba muy excitado”; “Es divertido”; “La otra persona estaba demasiado caliente como para resistirme” (Interesante verla en el número nueve); y “Porque me hace sentir bien”, completan el Top 10.

El número trece es muy tentador: “Mejorar mis habilidades sexuales” y el 14 tiene toda la razón: “¡Es excitante!”. El 16 podría pasarle a cualquiera: “Lo/a vi desnudo/a y no me pude aguantar”. Y quién dejaría ir la número 18: “La oportunidad se presentó por sí misma”. La 21 es para curiosas (o curiosos): “¡Sólo quería saber cómo era en la cama!”

La número 23 es más un protocolo que razón: “Nos calentamos hablando de sexo”. Y dicen que la 24 es muy femenina y los hombres deberían adoptarla más: “¡Olía rico!”. Cualquiera entiende la número 25: “Tenía unos ojos preciosos”. Y una de los territoriales, la 26: “era la más deseada (o el más deseado)”. La 26 es de caritativos: “Me deseaba demasiado”.

La 29 es increíblemente cierta: “se veía demasiado bien con esa ropa”. Y en el 34 están a los que nada les sabe si no hay competencia: “Quería medir con esa persona mis habilidades en la cama”. El 35 no conoce raza, sexo ni posición social: “para que me hicieran un favor especial”. Y la 39 representa un magnífico código: “Me hizo sentir sexy”. La 40 siempre estará justificada: “Para quitarme la tensión y el estrés”.

La 41 es infalible: “Bailaba muy bien”. Y esta, necesita ser escuchada mucho más: “Me hizo sentir masculino” (es la 49). La cincuenta hace delicioso el sexo: “Para realizar una fantasía”. La 53 es para nunca perderse de vista: “¡Me hacía reír!”.

La 58 no es imposible: “Porque nos era más difícil parar, que llegar hasta el final”. Y quién podría rehusarse a los desafiantes aires de la 59: “Quería saber si realmente era tan bueno (o buena) en el sexo como  presumía”. La 62 es una justificación: “Estaba borracha (o borracho)”.

Para “se movía sexy”, quizá le tocó un número más bajo que el que se merecía (67). La 74 fue sólo “por aburrimiento”; y la o él del 76 lo hizo sólo porque “la otra persona me halagó”.  La 82 admite: “Fui seducida”; y el 83 confiesa: “Por obtener aumento de sueldo”. En el número 84 también tuvieron sus razones: “para conseguir un trabajo”.

La 87 da miedo: “Por transmitirle una enfermedad sexual”. La 88 es para culposos: “Para castigarme”. La 91 es maquiavélica: “Para hacer daño a un enemigo”. Y para los que no tenían Aspirina, está la 93: “Para quitarme el dolor de cabeza”. Los del 100 sólo querían “humillar a alguien” y los del 101 lo hicieron “para provocar una crisis en mi relación de pareja”.

El arranque del 104 lo tiene cualquiera: “Por celos”. Los del 117 se acostaron sólo por “cambiar el tema de conversación” y los del 123 por “no lastimar los sentimientos de la otra persona”. La del 124 sólo lo hizo para provocar celos y el 132 para “dármelas de ser un Don Juan”.

Y por fin, en el número 137 está la antes imbatible “Para tener un hijo”. La 144 es producto del desamor: “Porque alguien más me había dejado”. La 149 es para agradecidos: “Pagar un favor” y la del 145 podría calificar como contagio: “Una pareja que se encontraba muy cerca comenzó a hacer el amor”.

Los del 155 lo hicieron para “demostrar afecto” y en el 156 fue por “comunicarse con otra persona a un nivel más profundo”. 157 y 158 son románticos: “Expresar mi amor” y “Fundirme con mi amante”, respectivamente. A los del 160 se les salió la emotividad de control: “Porque extrañaba demasiado a esa persona”. Al 167 le ocurrió exactamente lo contrario: “Fue de despedida”.

Los que expresaron la razón 175, sí que son solidarios: “Para que la otra persona se olvidara por un rato de sus problemas”. No menos que los del 177: “Para subirle la autoestima”. Y cuando la debilidad pesa, se llega al 183: “No supe cómo decirle que no”.

Nadie escapa a hacer o recibir la 202: “”Me sentía solo/a”. Y “el que persevera alcanza”, dicen los del 207: “Fue muy insistente”. La 235, quizá nos pase a todos algún día: “Para sentirme joven”. Y el conteo cierra en el 237 con una muy festiva: “Mis amigos estaban haciendo el amor y me quería unir a ellos”. Si crees que a los de la Universidad de Texas les faltó algún motivo, no dejes de contárnoslo. De cualquier forma, aquí están cientos de razones para jamás prescindir del sexo.