Tras siete meses de investigación, la Procuraduría General de Justicia (PGJ), a través de la Dirección General de Atención a Delitos de Alto Impacto (Dgadai), logró el esclarecimiento del homicidio de Thalía Martínez Ramírez, estudiante de la BUAP, al lograr la detención del probable responsable, quien resultó ser su cuñado.
Se trata de Josué Isbael Mendoza Morales, alias “El Cachorro”, de 25 años de edad, quien laboraba en una empresa de construcción.
El titular de la Dgadai, Fernando Rosales Solís, explicó que este sujeto “ha pretendido a dos hermanas de Thalía, incluyendo a la madre de Thalía. (Por ello) cuando él determina ir por Thalía es porque pretende salir con ella y tener relaciones con ella; sin embargo, él sabía que, de negarse, la iba a privar de la vida”.
El funcionario detalló que el día 14 de julio, “El Cachorro” salió de su domicilio de una manera inusual, antes de las 7:30 horas, con el pretexto de que tenía que llegar temprano a su trabajo. Así, se acercó a la casa Thalía, sabiendo que ella realizaría un examen a las 9:00 horas en la universidad.
Cuando Thalía salió, él la interceptó y se ofreció a llevarla a la escuela. En el camino Mendoza Morales se desvió, por lo que la joven le preguntó a dónde se dirigían y él le respondió que recogerían a un amigo.
Al llegar a las inmediaciones del Cereso intentó besarla y ella se negó, por lo que Josué la golpeó.
En esos momentos, el probable responsable tomó un cable que había en su coche y lo ató al cuello de Thalía hasta que perdió el conocimiento.
“El Cachorro” se trasladó hasta el motel San Francisco, donde la bajó y, al percatarse de que seguía viva, continuó golpeándola con los puños y con una llave que llevaba en su vehículo.
Posteriormente, la subió a una habitación y abusó sexualmente de ella.
El sujeto refirió que al parecer Thalía ya estaba muerta en ese momento, pues se dio cuenta que ya no respiraba.
Una vez consumado su propósito, Josué la introdujo en dos bolsas negras de plástico y la metió a la cajuela.
Luego se fue a su trabajo y al llegar su hora de comida, que es de las 14:00 a las 15:00 horas, salió y se dirigió al motel Villa Flores, donde rentó una habitación y cortó el cable de una televisión para enredarlo en el cuello de la víctima. Ahí mismo, echó las pertenencias de Thalía en una bolsa y se deshizo de ellas.
A las 16:00 horas, el individuo regresó a su trabajo, todavía con la fallecida en el interior del vehículo, y salió a las 18:00 horas para deshacerse del cuerpo hasta el paraje denominado “El Mirador”, situado sobre la Vía Atlixcáyotl, en el kilómetro 12.
Durante los primeros meses, la esposa del agresor y la madre de Thalía recibieron varios mensajes desde el número de celular de la estudiante, los cuales eran amenazantes y sumamente agresivos.
Al principio, Josué solicitó la cantidad de 750 mil pesos para fingir un secuestro; no obstante, las autoridades sabían que el responsable era un hombre cercano a la familia de la universitaria, debido a que sabía bien sus movimientos.
Fernando Rosales Solís mencionó que este sujeto tenía problemas con toda la familia de su esposa, dado su comportamiento conflictivo y anormal, además de que en dos ocasiones ingresó a robar en el domicilio de Thalía, por lo cual fue denunciado por la mamá de la joven.
El director indicó que mientras el Ministerio Público recababa las declaraciones de los allegados a Thalía, se citó a “El Cachorro” para que acudiera a presentar su testimonio; sin embargo, él hizo caso omiso, lo que ocasionó que se girara una orden de presentación.
Cuando los agentes investigadores iban a cumplir el mandamiento judicial, el sujeto trató de darse a la fuga en su vehículo, pero al ser abordado por los ministeriales y cuestionarle el motivo de su huída, él respondió que “ya sabía que las autoridades iban por él”.
“El Cachorro” fue detenido el pasado 9 de febrero y será arraigado durante 30 días para ampliar las indagatorias sobre este caso.
Cabe mencionar que, por instrucciones del procurador Víctor Carrancá Bourget, la Dgadai asumió las investigaciones bajo la averiguación previa PGJ/DGADAI/AP01/2011, a pesar de no existir evidencias de que se tratara de un secuestro.
Rosales Solís precisó que, en la indagatoria, se recabaron 120 elementos de prueba, 33 testimonios, dos informes de la Policía Ministerial, 39 dictámenes periciales y 11 inspecciones.