13/Noviembre/2002
Rosario Carmona Meza

En el pasado como en la actualidad, crear una fundaci贸n de asistencia privada tiene un solo fin: la exenci贸n de impuestos.

William Oscar Jenkins, un extranjero que lleg贸 a Monterrey y luego a Puebla para hacer fortuna, lo supo muy bien.

Con 16 mil pesos en la bolsa compr贸 su primer empresa, una f谩brica textil de Puebla y a partir de ah铆 su visi贸n y empe帽o lo llevaron a crear uno de los emporios m谩s grandes y poderosos de M茅xico e incluso le permitieron influir en decisiones de gobiernos locales, nacionales y hasta de los Estados Unidos.

As铆 era este personaje que lo mismo domin贸 a la industria del cine en M茅xico, que a la producci贸n del az煤car desde el Ingenio de Atencingo, o el mundo de las finanzas desde la banca privada.

Quienes lo conocieron no pudieron m谩s que odiarlo hasta el extremo o amarlo al l铆mite.

Vivi贸 de cerca la Revoluci贸n Mexicana; 茅sa que nos cuentan 鈥揳 medias- los libros de historia.

Y es que lejos de ese af谩n filantr贸pico que se presume despu茅s de su muerte, a William Jenkins, -asesorado por su eterno administrador, Manuel Espinosa Yglesias-, lo movi贸 el inter茅s econ贸mico y el enorme deseo de atesorar m谩s riqueza, para crear una Instituci贸n de Asistencia Privada.

As铆 naci贸 la Fundaci贸n Mary Street Jenkins.

De acuerdo con la investigadora, Teresa Bonilla, de la Facultad de Econom铆a de la Universidad Aut贸noma de Puebla, y las biograf铆as autorizadas de William Jenkins 鈥搖na de ellas escrita por el mismo Manuel Espinosa-, adem谩s de 鈥淓l Libro Negro del Cine Mexicano鈥 de Miguel Contreras, la historia de Jenkins es una extra帽a mezcla de poder y oscuras etapas de misterio.

Uno de los momentos m谩s pol茅micos fue el de su famoso secuestro en 1919, que 鈥搒eg煤n- Miguel Contreras fue un autosecuestro planeado para evitar el pago de impuestos.

Y es que el dinero que logr贸 atesorar Jenkins fue tanto que era necesario negociar prebendas con el gobierno, por eso se asegura que el 鈥渁utoplagio鈥 no fue para ganar dinero sino poder.

De hecho, despu茅s de que Jenkins recobr贸 su libertad, en julio de 1920, 鈥渄emand贸 al gobierno mexicano por un total de 390,851.90 pesos, es decir: 300 mil pagados al coronel Federico C贸rdova (su secuestrador); $4,265.25 extra铆dos de la caja de La Corona la noche del secuestro, aparte de $45,261.65 de su caja particular, $1,220.00 de gastos m茅dicos; $6,900.00 de gastos jur铆dicos y, $33,205.00 de intereses a raz贸n del 6% anual.鈥

De acuerdo con la investigaci贸n denominada 鈥淓l Secuestro del Poder鈥, debido a sus negocios y buenos manejos financieros, la especulaci贸n con el tipo de cambio en la compra venta de bienes, Jenkins logr贸 que para el a帽o 1917 su fortuna alcanzara los 10 millones de pesos.

Cuando esta cantidad, simplemente, era impensable.

As铆, Jenkins se convirti贸 en el hombre m谩s rico de M茅xico.

Los negocios de William Oscar Jenkins florecieron en el periodo de Manuel 脕vila Camacho.

Para hablar de la creaci贸n de 鈥淟a Fundaci贸n Jenkins鈥 es necesario hablar de las propiedades del norteamericano.

Az煤car y sus derivados, vainilla, harina, alimentos enlatados, productos qu铆micos, f谩bricas textiles, cemento, maquinaria, autom贸viles, emisoras radiof贸nicas, peri贸dicos, televisi贸n y cine. Su alianza con Espinosa Yglesias y Alarc贸n se expandi贸 a la banca y a la industria de la construcci贸n por medio de su sociedad con el avilacamachismo; su consorcio con R贸mulo O麓Farril en la armadora Packard en Puebla.

Culmin贸 con la entrada de ambos en la m谩s potente estaci贸n de televisi贸n en M茅xico: Televicentro.

Posteriormente ampliaron la empresa con la inclusi贸n de Emilio Azc谩rraga Vidaurreta (expropietario de la Cadena de Oro, de la que formaba parte el cine Alameda, que pas贸 a ser de Jenkins), Maximino 脕vila Camacho, varios ministros y senadores.

Al cumplir los 70 a帽os de edad, el millonario Jenkins decidi贸 hacer caso a Mary, su esposa -quien contribuy贸 a acrecentar la fortuna-, y establecer que su dinero se dejara como herencia para obras de beneficencia.

De acuerdo con la biograf铆a autorizada que escribi贸 el mismo Manuel Espinosa, fue 茅l mismo quien le recomend贸 a William Oscar Jenkins que no esperara a que llegara su muerte para cumplir este fin y que creara una fundaci贸n, as铆 naci贸 la 鈥淢ary Street Jenkins鈥.

鈥淒ecidi贸 dejar todo su capital en M茅xico para una instituci贸n de beneficencia que se dedicara a diversas obras.

鈥溍塴 hab铆a pensado dejarlo especificado as铆 en su testamento. Yo le suger铆 que lo hiciera en vida, pues el testamento iba a ser atacado y posiblemente tendr铆a que pagar pensi贸n de herencias, ya que el gobierno de M茅xico exig铆a entonces ese requisito y tambi茅n el gobierno americano. 脡l se anim贸 a constituir la Fundaci贸n Mary Street Jenkins鈥.

Los datos aportados por 鈥淓l Secuestro del Poder鈥 indican que el dos de julio de 1954, tres meses antes de crear a la fundaci贸n, William Jenkins envi贸 una carta a Antonio Carrillo Flores, secretario de Hacienda y Cr茅dito P煤blico.

En ese documento le cuenta que tiene el prop贸sito de establecerla 鈥渃on el objeto de hacer el bien en esta ciudad y estado por tiempo indefinido鈥.

De entrada, propone iniciar con el traspaso de todas las acciones de la Compa帽铆a Constructora y Operadora de Inmuebles S.A. con un capital de 90 millones de pesos.

Es decir, todos los cines de la rep煤blica.

De hecho, los 35 edificios de las ciudades grandes de la Rep煤blica forman parte del convenio que se firma y donde se establece una renta garantizada de 8 millones de pesos anuales que pagar谩 como renta el gobierno federal.

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La Fundaci贸n Mary Street Jenkins se cre贸 en octubre de 1954.

Los integrantes del patronato fundador fueron: William Oscar Jenkins (fundador y presidente), Manuel Espinosa Yglesias (patrono), Manuel Caba帽as Pav铆a (secretario), Felipe Garc铆a Egui帽o (patrono), William Anstead Jenkins (patrono), y Sergio B. Guzm谩n (patrono suplente).

Su primer asiento contable fue el traspaso de la Compa帽铆a Constructora y Operadora de Inmuebles, la mitad de la cual pertenec铆a a Espinosa Yglesias, quien cambi贸 su parte por las acciones de Jenkins del Banco de Comercio.

As铆, este hombre que naci贸 en Tenesse, Estados Unidos el 18 de mayo de 1878 y muri贸 hace 36 a帽os, logr贸 que su imagen sea recordada, con el paso del tiempo como un fil谩ntropo por excelencia.

La historia de la fundaci贸n no termina ah铆.

En su investigaci贸n, Teresa Bonilla, establece que en la carta que envi贸 Jenkins al secretario de Hacienda, uno de los hombres m谩s influyentes en el gobierno de Emilio Portes Gil, se logr贸, adem谩s una interpretaci贸n de la ley, a modo, para favorecer a la reci茅n creada Fundaci贸n Jenkins.

鈥淓n la misiva expone su preocupaci贸n porque la Compa帽铆a Constructora y Operadora de Inmuebles ten铆a que pagar el impuesto de ingresos Income Tax, y por la imposibilidad de la fundaci贸n de adquirir o poseer inmuebles, estipulado en el art铆culo 27 de la Constituci贸n Mexicana.聽 Ante tales obst谩culos le solicit贸 interpretar la ley en el sentido de que la fundaci贸n mantuviera como necesarios para su objeto todos los bienes ra铆ces y empresas de la compa帽铆a referida, pues de lo contrario tendr铆a que pagar esos impuestos y dificultar铆a el fin de su origen鈥.

Evidentemente el secretario de Hacienda concedi贸 lo solicitado.

As铆, la reci茅n creada fundaci贸n conserv贸 las empresas que la conformaban y se estipul贸 para ella exenci贸n de impuestos por diez a帽os.

De esta manera, Jenkins antes de morir pudo gozar de mejores prerrogativas y trato por parte del Estado, lo cual le benefici贸 con mayor margen de ganancias por sus actividades industriales, respecto a otros empresarios鈥.

Originalmente, la fundaci贸n garantizaba beneficios para toda la poblaci贸n.

La construcci贸n de hospitales como el Latinoamericano -cuyo edificio fue vendido para la construcci贸n del ahora Hotel Real de Puebla a la muerte de Jenkins-, la apertura de los clubes Alpha, para servicio de familias de escasos recursos.

Y eso no es todo, aunque claro, en la actualidad las obras de la Fundaci贸n no quedaron s贸lo en beneficencia sino que -a final de cuentas- representan negocios redituables con acceso limitado a un sector pudiente de la poblaci贸n.

Es el caso de la Universidad de las Am茅ricas, uno de los centros de educaci贸n superior m谩s costosos del pa铆s, cuyos edificios han sido pagados por la fundaci贸n y realizados por las compa帽铆as constructoras de Espinosa Yglesias.

Ese es el caso tambi茅n de los deportivos Club de Golf y Clubes Alpha, los cuales dejan jugosas utilidades con las cuotas de los 鈥渟ocios鈥.

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La historia de la fundaci贸n es un caso aparte.

Y es que desde su surgimiento en 1954 y hasta la muerte de William Jenkins, la fundaci贸n recibi贸 toda su fortuna, que, entera, ascendi贸 a 750 millones de pesos, 60 millones de d贸lares a la paridad de ese a帽o.

En el libro de la Fundaci贸n Mary Street Jenkins se public贸 parte del Testamento del millonario.

A su muerte, fue Manuel Espinosa Yglesias quien tom贸 las riendas como presidente del patronato y s贸lo se incluy贸 al nieto del fundador como segundo patrono, William Anstead Jenkins.

Ninguna de sus cinco hijas formar铆a parte del patronato de la fundaci贸n, por 贸rdenes del creador.

As铆, desde ese momento y hasta hace 5 a帽os, cuando muri贸 Manuel Espinosa Yglesias, fue 茅l quien dirigi贸 a la fundaci贸n.

Al renunciar dej贸 en el cargo a su hija 脕ngeles Espinosa Rugarc铆a, no sin antes expulsar al 煤nico descendiente de su creador y a la esposa de 茅ste.

La pol茅mica entre los descendientes Jenkins y los Espinosa lleg贸 a los tribunales.

De hecho, se prolong贸 por a帽os.

Y es que por la expulsi贸n, los esposos Jenkins Landa, interpusieron, el 27 de febrero de 1997, un juicio ordinario civil que dos a帽os despu茅s ganaron.

La respuesta no se hizo esperar, ya que se revirti贸 el triunfo hasta el juicio de amparo interpuesto por Espinosa Yglesias, 脕ngeles Espinosa, Guadalupe Espinosa de Cos铆o y 脕lvaro Conde y D铆az Rubio.

La investigaci贸n al respecto establece que el proceso se basaba en que la constituci贸n de la Fundaci贸n de la Universidad de las Am茅ricas don贸 el campus universitario a la Fundaci贸n Mary Street Jenkins, que seg煤n el juez de la causa del Distrito Federal en el expediente 315/97 resolvi贸 como acto ilegal.

El ocho de diciembre de 1998, la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Beneficencia Privada resolvi贸 no ejecutar la sentencia y reinstalarlos en el patronato de las fundaciones. La decisi贸n fue tomada por el entonces gobernador del estado Manuel Bartlett D铆az, una semana antes de abandonar la gubernatura poblana.

Para nadie fue un secreto que la relaci贸n entre Angeles Espinosa y el gobierno de Bartlett fue siempre cordial.

Vale la pena mencionar que, por lo menos, y contrario a lo que estableci贸 en su testamento William Jenkins, durante 6 sexenios seguidos de gobiernos poblanos, la Fundaci贸n Jenkins permaneci贸 ajena al estado de Puebla.

Gobernadores como Aar贸n Merino, Nava Castillo, Rafael Moreno, Gonzalo Bautista, Guillermo Morales e incluso Alfredo Toxqui se vieron obligados a suplicar por el apoyo de la fundaci贸n para realizar obras de rescate del Centro Hist贸rico de Puebla, o acciones de beneficencia, cuando el testamento as铆 lo establec铆a.

Contrario a ese documento, la Fundaci贸n dedic贸 sus recursos a salvar el Centro de la Ciudad de M茅xico y realizar obras de beneficio pero fuera de Puebla.

Una de las demandas legales de la familia Jenkins radica en que propiedades como la Ex Hacienda de Santa Catarina M谩rtir, nunca fue prevista para la construcci贸n de una Universidad como la de las Am茅ricas.

Y es que el testamento obligaba a apoyar a la Universidad Aut贸noma de Puebla, pero por motivos pol铆ticos, y hay quienes aseguran que por capricho de don Manuel Espinosa, prefiri贸 construir una nueva universidad privada y luego indirectamente acept贸 donar los terrenos de Ciudad Universitaria para la UAP.

Espinosa Yglesias vendi贸 parte de las empresas que conformaban la fundaci贸n.

La investigadora Teresa Bonilla en su estudio, indica que se comercializaron una enorme cantidad de hect谩reas de bosques en Apatzing谩n, que Jenkins hab铆a desmontado para transformarlas en f茅rtiles tierras algodoneras. Al morir el norteamericano los terrenos fueron comprados por el gobierno de M茅xico.

Tambi茅n se distingui贸 por aniquilar numerosos bienes creados por Jenkins para prestar servicio a la poblaci贸n de medianos y escasos recursos, como el Hospital Latinoamericano; y por convertir otros, como los Clubes Alpha y La Universidad de las Am茅ricas, en negocios redituables que en nada cumplen los objetivos planteados por su fundador.

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La historia no ha terminado.

El problema legal que se inici贸 con la publicaci贸n del testamento de William Jenkins en 1962 se ha prolongado durante a帽os por el descontento que gener贸 la direcci贸n de la fundaci贸n por parte de Manuel Espinosa entre los familiares del millonario de origen estadounidense.

Luego de m谩s de 10 a帽os de litigio, los descendientes Jenkins ganaron el amparo de la justicia federal y obtuvieron que se les regrese su lugar en el Patronato de la Fundaci贸n, as铆 como exigieron una revisi贸n a fondo del manejo financiero del organismo.

De esa manera, la orden de la Suprema Corte de Justicia para reestablecerlos en el Patronato, que no fue cumplida en su momento por la Junta en el gobierno de Manuel Bartlett, tuvo que ser acatada como una orden federal por el gobierno de Melquiades Morales Flores, quien mediante el presidente de la instituci贸n creada para vigilar a las fundaciones de beneficencia p煤blica, Amado Llaguno Mayaud贸n, tambi茅n dej贸 pasar la instrucci贸n, por lo menos por un tiempo.

La fundaci贸n Jenkins, hoy, es motivo de auditor铆as y una serie de litigios y, como en su momento lo fue William Oscar J., es motivo de pol茅mica y misterio.

Indudablemente, una oscura historia se teje, a煤n, por detr谩s.