Sábado 9 de marzo de 2002. Benjamín Arellano Félix es detenido por elementos de la XXV Zona Militar en la casa 24 de Villas El Navariego, un conjunto privado y escondido de la colonia Zavaleta, en la zona limítrofe entre Puebla y San Andrés Cholula.
Cerca de ahí, en la residencia 20 del fraccionamiento La Escondida, localizado en el Camino Real a Cholula, su lugarteniente Manuel Martínez también era capturado por los soldados.
Diez años después, el jefe del Cartel de Tijuana está condenado en México y Estados Unidos a purgar 22 y 25 años de prisión, respectivamente. Pero, ¿cómo vivía en Puebla?
De los archivos del fotorreportero Rodolfo Pérez, en ese entonces integrante de la Corresponsalía de El Universal, son rescatadas algunas de las fotos tomadas sobre aquellas viviendas, en especial una tercera que pasó prácticamente desapercibida y que se usó como casa de seguridad en la colonia San José Vista Hermosa.
El inmueble estaba ubicado en el número 11 de la calle 17. La madrugada del 16 de ese marzo, judiciales y militares realizaron el cateo. Llegaron en dos camiones, decomisaron una maleta de viaje y una bolsa de plástico, así como unos lentes Christian Dior edición exclusiva, los cuales ahora son exhibidos en un museo creado por la PGR.
Vida de narco
En esa ocasión, los periodistas enviaron sus materiales por separado. Por falta de espacio en la edición impresa de El Gran Diario de México, las fotos fueron segregadas y sólo quedó una parte del texto descriptivo sobre la forma de vivir de un narcotraficante.
“En la estancia principal podía observarse una sala en color blanco con cojines en desorden. El comedor, sillas y mesa, estaban todavía envueltos en plástico burbuja.
”Sobre la base permanecía un periódico local del pasado 27 de febrero. A un costado, también empaquetados, un portabebé y una carriola.
”En la cocina, dos paquetes de pan Bimbo, integral y blanco, a medias; un recibo telefónico a nombre de Guadalupe Sánchez y una botella de whisky.
”En la planta alta hay tres recámaras: dos de ellas eran utilizadas para guardar sábanas, cobijas, ropa y algunos muebles. En la otra había una cama destendida sólo de un costado. En el tocador había dos teléfonos celulares, botellas de perfumes, cremas y cepillos.”
