San Juan Tecamachalco.- Con un énfasis espiritual, casi religioso, Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de los partidos de izquierda, pidió a sus simpatizantes honrar el cristianismo y demostrar realmente el sentido de la hermandad, de la preocupación por el prójimo.
En esta comunidad, a cinco kilómetros de Tecamachalco, la cabecera municipal, el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal prometió que, de llegar a la Presidencia, devolverá a México la buena imagen internacional, que se ha visto empañada en tiempos recientes por la violencia y la corrupción.
En un acto masivo reiteró que el regreso del PRI a Los Pinos equivaldría a la destrucción del país.
“Creen que va a ser fácil que regrese el PRI a la Presidencia… Eso no se va a permitir porque sería el acabose, la destrucción para México el regreso del PRI”, dijo.
Paraliza la ciudad
La nutrida concurrencia de miles de seguidores en un campo de esta localidad, paralizó literalmente la entrada a Tacamachalco, entre quienes caminaban al lado de la carretera federal Puebla-Teahuacán y las decenas de camiones que transportaron a simpatizantes de toda la región.
En el templete de nuevo apareció su esposa, Beatriz Gutiérrez Müeller, quien da un tono más suave a la imagen del tabasqueño, la que de cualquier manera poco se parece a la beligerante de 2006, pues hoy se muestra conciliador y hasta se da tiempo para hacer citas que parecieran diseñadas para un sermón dominical religioso.
López Obrador habló de hermandad, de la preocupación por el prójimo y ofreció ampliar programas como la pensión a adultos mayores, que será universal desde los 68 años en adelante, incluso parea pensionados y jubilados; el Seguro Popular que, dijo, “ahora sí será seguro y popular”, y las becas para estudiantes de bajos recursos.
Agradecimiento a la UNAM
A la vez que agradeció las marchas de apoyo que se dieron en varias ciudades del país y el extranjero, López Obrador rememoró sus días de estudiante en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para dar paso en su discurso al recuerdo de la votación de más de 85 por ciento que obtuvo en el simulacro de elecciones que se llevó a cabo la semana pasada en la Máxima casa de estudios.
Lleno de orgullo, presumió esos resultados y los utilizó para desacreditar las encuestas “copeteadas” de varios medios de comunicación que dan al abanderado del PRI, Enrique Peña Nieto, la ventaja.
Golpes en el escritorio
Precisamente sobre el ex gobernador del Estado de México, recordó que tiene información de que ya pactó con la presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, y que a cambio de su apoyo le cederá la Secretaría de Educación Pública (SEP), si llega al poder.
AMLO dijo entonces que no pactará ni con ella ni con algún otro líder sindical, y advirtió que la dirigente del sindicato más numeroso de Latinoamérica le “golpee el escritorio”, como hizo este pasado 15 de mayo, ante el presidente Felipe Calderón en la mismísima residencia oficial de Los Pinos.
Nutrida concurrencia
En esta comunidad, Andrés Manuel fue recibido con la calidez que ha encontrado a su paso por el estado de Puebla.
Proveniente de Córdova, Veracruz, y antes de partir a Ecatepec, Estado de México, el tabasqueño aseguró que” volveremos a ganar la presidencial”, por lo que pidió a sus seguidores tener confianza y no menguar en el apoyo.
Abajo del templete, la gente lo escuchó con atención y actitud festiva e irreverente hacia sus opositores.
Mientras un par de jóvenes se divertía parodiando con máscaras al ex presidente Carlos Salinas de Gortari y a Elba Esther Gordillo, muchos adultos mayores, refugiados bajo sombrillas, aplaudían y buscaban el mejor sitio para verlo y escucharlo, aún entre los apretones y empujones de la nutrida concurrencia que se hacía sólida, como una sola, mientras más cerca estaba del templete.
La suerte de la consorte
Beatriz Gutiérrez, la segunda esposa del tabasqueño y con quien se casó tras enviudar, disfrutaba también de la popularidad y los gritos de apoyo a “Bety”, como la llaman sus admiradores.
Ella, apacible como él; ella y él, como todos los asistentes, soportando el sol de este domingo; ella, con el rostro muy claro, casi de “palidez de cirio” —para citar a Luis G. Ubina— y pronunciadas arrugas, pero aún así fotogénica y evidentemente más joven que el candidato.
A su alrededor también andaban, subían y bajaban, su hijo mayor, José Ramón y su eterno escudero y vocero, César Yánez, quien como en cada acto de AMLO tomó el Ipad para hacer las transmisiones vía Internet en tiempo real de los actos del abanderado del PRD, PT y Movimiento Ciudadano.
Por ahí también aparecieron Agustín Ortiz Pinchetti, quien se encarga de la coordinación política en Puebla, y Nicolás Mollinedo, “Nico“, su eterno chofer y jefe de logística, desde los tiempos de la lucha electoral por Tabasco y que luego, cuando Andrés Manuel fue jefe de gobierno del DF, enfrentó un escándalo por recibir un sueldo mayor a 60 mil pesos mensuales.
La Hummer de izquierda
Lejos del templete, militantes del Partido del Trabajo (PT), integrante del Movimiento Progresista, observaban también con atención a AMLO.
Resaltaba un grupo de ellos, parado sobre una camioneta cuyo precio es exorbitante. Una Hummer negra, con placas de Yucatán que, aseguran, es propiedad de “Tacho” López, seguidor del candidato en segunda fórmula al Senado de Armando Etcheverry.
Y efectivamente, la publicidad del también ex candidato del PT al gobierno de Puebla cubre a la camioneta de lujo.
Una estampa poco común en los mítines de los partidos de izquierda, que suelen presumir y mostrarse orgullosos de su humildad y “austeridad republicana”.
Anastacio López, aseguran, es un empresario avícola. No dijeron más. Sin embargo uno de los petistas que estaba sobre ella, mostró desconfianza y preguntó al reportero que toma fotos: “¿eres gente de Elba Esther?” “No. Trabajo en e-consulta”. Fin del diálogo.
En realidad, la que parecía de Elba Esther es la camioneta, no así quienes estaban encima de ella.
El aprecio de la gente
Al final del acto, cientos intentaron acercarse a López obrador y pocos lograron, por la prisa del candidato, la foto y el saludo personal.
Hasta la valla de simpatizantes que lo acompañó a su camioneta se acercaron lo mismo un hombre en silla de rudas que una anciana, resguardada con dificultad por su hijos, entre los empujones y apretujones que se daban por acercarse a AMLO.
Luego de minutos de descontrol, y una vez que la camioneta tomó camino, un hombre de edad con su nieta, buscaban con inquietud el camión que los había traído de Xaltepec al mitin y que los había olvidado.
Él, de nombre Magdaleno Santa Rosa, no traía los 10 pesos para el pasaje de regreso y pedía ayuda, aunque aclaraba que había llegado en un autobús, pero por su gusto. La niña lo acompañaba mientras con la mirada buscaban el camión que los había olvidado.
Como una ironía, al paso lento de los vehículos que se alejaban del mitin, también circulaban al menos otras tres camionetas Hummer.