05/Febrero/2006
Javier Puga y Arturo Técuatl

Proveniente de Sonora, el día de ayer Felipe Calderón Hinojosa, candidato presidencial del PAN, cruzó por Puebla para realizar un recorrido por el estado de Tlaxcala.

Llegó al aeropuerto de Huejotzingo para trasladarse en una camioneta al hotel Marriot de la capital poblana donde ofreció una serie de “entrevistas exclusivas” a medios regionales.

Televisa, Televisión Azteca, Grupo Acir, Síntesis y USN, fue el grupo de noticiarios que eligió el equipo de Felipe Calderón para insistir que ya empató en las encuestas a al perredista Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, más ágiles, otros tres medios poblanos burlaron la “mano firme” del panista y lograron hablar con el parco candidato.

“¿Por qué reuniones privadas, señor? ¿Qué esconde?”, le preguntaron.

“No escondemos nada. Tengo mis asuntos en Tlaxcala. Aquí sólo estoy de paso. Tengo entrevistas con algunos medios y una reunión con la estructura del PAN en Puebla para tratar asuntos que luego les daremos a conocer”, dijo el abanderado albiazul que se promociona bajo el lema “Pasión por México”.

Fue cuestionado por el artículo de portada publicado en la revista <i>Proceso</i> de esta semana y negó que la suya fuera una “campañita”, como lo dice el semanario. Molesto dijo a una reportera: “te puedo decir que el medio que lo publicó no vende lo que dice. Igual y (el artículo publicado) no es verdad”.

Alrededor de las dos de la tarde, Calderón Hinojosa partió hacia Tlaxcala, donde realizó una gira por ese estado.

El priísmo de la vieja guardia vestido de azul
Con una movilización de campesinos y sectores populares digna del PRI de hace algunos ayeres, unas 10 mil personas —acarreadas de todos los municipios del estado— fueron concentradas en el zócalo de Tlaxcala capital para escuchar a Felipe Calderón Hinojosa.

Complaciente con “su candidato”, orgulloso de la impresionante movilización que logró, el hasta hace dos años militante priísta y hoy gobernador panista de Tlaxcala, Héctor Ortiz Ortiz, asentía todo cuanto Calderón hablaba.

El momento de mayor júbilo fue la llegada de una columna habitantes de diversos municipios de la entidad sobre la avenida Juárez, desde el Palacio de Gobierno hasta la calle Morelos, al mismo tiempo que el presidenciable gritaba a los cuatro señoríos: “trabajaré codo con codo contigo, querido Héctor”.

Risas cómplices. Aplausos. Más aplausos.

Vino la avalancha de promesas que nunca explicó cómo se podrán cumplir: educación para los niños; asistencia a los adultos mayores; seguro médico universal; no discriminación; becas de Oportunidades; Procampo, y la receta mágica para detener la migración: atraer más inversiones.

Amenazó al referir que: “y esto va por esos sujetos que se la pasan chayoteando… conmigo no va a haber oportunidad para que fulanito, que tiene mucho dinero, o sutanito, que tiene grandes palancas, o perenganito, que goza de una gran popularidad, tengan la oportunidad de vulnerar el estado de derecho”.

Héctor Ortiz Ortiz volvió a sonreír complaciente.

El candidato panista celebró su santo en Tlaxcala, donde fue recibido con las notas de las mañanitas y mordió un pastel azul y blanco de casi un metro cuadrado que le fue regalado por los panistas de la entidad. Además recibió como regalo una máscara de Hue-hue.