Conocido como “Juanitoâ€, es uno de los personajes centrales de las grabaciones telefónicas interceptadas al “Rey de la Mezclilla†14:42 hrs.
Juan Nakad Bayeh es el principal beneficiario de un próspero negocio en el penal de San Miguel. Obtiene la mezclilla a los precios bajos de su amigo Kamel Nacif Borge —que se dedica a la confección de pantalones, chamarras y camisas— y utiliza a los reos del penal como obreros a los que paga a menos de 20 pesos —cuando el salario mÃnimo es de 45— por jornadas de 10 horas al dÃa.
Aunque ningún interno labora por la fuerza en la maquiladora de “El Intocableâ€, lo cierto es que muchos deben hacerlo para sobrevivir en el Centro de Readaptación Social de Puebla donde las tortillas, el agua y el pan se venden en beneficio del jefe de mantenimiento de la sección de hombres.
Juan Nakad es uno de los personajes centrales de las grabaciones telefónicas interceptadas al “Rey de la Mezclilla†al fungir como su mensajero con la juez que ordenó la aprehensión de la periodista Lydia Cacho Ribeiro —Rosa Celia Pérez González— el coordinador de la PolicÃa Judicial y las autoridades del penal.
Desde que obtuvo la concesión por parte de la Dirección General de Reclusorios y Centros de Readaptación Social en el sexenio de Mariano Piña Olaya, Juan Nakad sostuvo que instaló su maquinaria dentro del penal “en beneficio de los internosâ€.
Desde entonces su concesión se le ha renovado sexenio tras sexenio. Custodios que pidieron el anonimato comentaron que Nakad Bayeh no cubre gastos de servicios básicos como renta, luz y suministro de agua.
La diferencia entre confeccionar ropa dentro del penal y fuera de éste le permite a Naked Bayeh tener una ganancia en la producción de 100%, pues mientras en un parque industrial un pantalón requiere la inversión de 60 pesos, el empresario libanés paga 30 pesos.
En el penal todo tiene un precio
De acuerdo con diversos testimonios recogidos ayer por e-consulta, un trabajador del taller gana entre 80 y 120 pesos a la semana, cuando debe desembolsar más de 30 pesos para comprar una torta y refresco dentro del penal.
Y si desean compartir un momento a solas con su pareja, los presos deberán juntar 200 pesos para entregárselos al encargado de las listas de cuarto de visitas Ãntimas, Alejandro Rivera, a cambio de la llave de la habitación. También se alquilan reproductores de DVD, televisiones y pelÃculas a elección.
El jefe de mantenimiento de la sección de hombres es quien se encarga de vender el agua a los internos en 14 pesos el tonel, por lo que al dÃa obtiene cerca 3 mil 500 pesos de ganancias al comercializar cerca de 4 pipas.
Aunque este medio solicitó entrevista con el director del reclusorio, Heriberto Galindo MartÃnez para tratar el tema, no existió respuesta por parte de las autoridades del penal.
Los celulares de “El Intocableâ€
A pesar de que los internos ganan apenas una cuarta parte de lo que percibe una maquiladora en el estado, no tienen derecho a prestaciones, ni a organizar una huelga y mucho menos a tomar vacaciones.
Debido a que “El intocable†—nombre con el que lo identifican los internos y custodios del penal— mantiene una buena relación con el director de este Centro de Readaptación, Heriberto Galindo MartÃnez, asà como con el subdirector de Seguridad y Custodia, Raúl Cortero puede ingresar celulares, a pesar de que se encuentra prohibido por el reglamento.
Nakad ya no va al penal
A partir de esta semana a Nakad Bayeh ya no se le observa ingresar al reclusorio en su Grand Marquis gris para supervisar las instalaciones de su taller y saludar a cada uno de los administrativos del penal con su inconfundible acento libanés.
A pesar de que ayer el Consejo Directivo de Centro Libanés celebró su reunión anual para analizar los logros alcanzados en el año, la silla de Nakad Bayeh nunca fue ocupada.
A decir del presidente de la mesa directiva, Sebastián Jacobo Yitani, la vinculación de Juan Nakad y Kamel Nacif con el tráfico de influencias no afectará a la imagen de la asociación porque a pesar de que es una noticia nacional dijo que es un problema entre particulares.
“No tiene nada que ver con nosotrosâ€, sentenció. (redacción Mónica Camacho)