La siguiente, es la transcripción de las conversaciones telefónicas entre el empresario Kamel Nacif y empresarios textileros amigos del magnate, Luis Ángel Casas, Hanna Nakad Bayeh “Juanito”, y un periodista que habla familiarmente dos veces con el magnate, que publicó ayer martes Blanche Petrich deLa Jornadanacional. Dada su importancia se publican de forma íntegra:
Una serie de grabaciones, depositadas por un mensajero anónimo en la recepción de este diario, contienen conversaciones telefónicas sostenidas por el empresario poblano Kamel Nacif, quien mandó detener a la periodista Lydia Cacho porque lo menciona en su libro Los demonios del Edén, sobre prácticas de pederastia. Los telefonemas grabados del industrial se inician en el momento en que policías judiciales de Puebla, en coordinación con la judicial de Quintana Roo, cumplían la orden de arresto de la escritora en Cancún. Concluyen el 23 o 24 de diciembre, cuando Cacho ya ha sido puesta en libertad bajo fianza.
A lo largo de esa semana crítica desfilan por la línea telefónica de Kamel Nacif dos gobernadores, Mario Marín, de Puebla, y Pablo Salazar Mendiguchía, de Chiapas; empresarios textileros amigos del magnate, como Hubert, un ciudadano francés; Luis Angel Casas, quien fungió como coordinador de finanzas de la campaña electoral de Marín; un paisano de Nacif, Hanna Nakad Bayeh, también conocido como Juanito, y un periodista que habla familiarmente dos veces con el magnate, y a quien éste llama Andrés o "muñeco". El informador trabaja en un diario nacional y en una radioemisora.
Nacif Borge, voz rasposa y lenguaje vulgar, refiere a lo largo de las conversaciones cómo, mediante amistades y contactos dentro del Cereso poblano, "recomendó" que encerraran a Lydia "con las locas y las tortilleras" para que fuera violada cuando ingresara a prisión; cómo se obviaron los trámites legales de notificar a la periodista del proceso que se seguía en su contra "porque si no, no llega a la cárcel".
Este hombre adinerado y poderoso, con escolaridad de apenas preparatoria, da cuenta de la fobia contra el ejercicio periodístico que tienen él y sus amigos; el propio gobernador poblano, Mario Marín, e incluso el reportero que, al parecer, lo frecuenta.
Las cintas grabadas ilustran, además, la preocupación e involucramiento personal de Nacif, conocido como el “Rey dela Mezclilla”, con otro proceso penal, el de la extradición del presunto pederasta Jean Succar Kuri, su antiguo socio y amigo preso desde hace dos años en Arizona. Un abogado a quien llama Richard y otro gestor del empresario en Estados Unidos, con acento argentino, hacen referencia a hechos que dejan en claro que Kamel Nacif asiste directamente en los trabajos de la defensa de Succar y que incluso hay financiamiento suyo de por medio.
Las grabaciones, que se alargan por cerca de hora y media, saturadas de expresiones misóginas, incluyen 12 telefonemas distintos.
Quien más lo llama, quien permanece más en contacto con Nacif Borge durante esos días de diciembre es Hanna Nakad Bayeh, propietario de un taller textil dentro del Cereso de Puebla, denunciado en reportajes deLa Jornadade Oriente por abuso de la mano de obra prácticamente esclava de los internos que trabajan para él.
Nakad —o Juanito— se mantuvo aquellos días muy activo en los juzgados; en la oficina de la procuradora de Justicia, Blanca Laura Villeda Martínez; en el despacho de la agente del Ministerio Público que llevó el caso, Rosa Aurora Espejel, pero sobre todo a la vera de la juez Rosa Cecilia Pérez González, a quien describe como ''hermano de nosotros mil veces''.
Dice Nakad, conocido como Juanito, quien aún conserva un fuerte acento de Líbano, a pesar de los 25 años que tiene en México:
—¿Qué pasó, patrón?
—¿Qué pasó, Juanito?
—Oye, estoy aquí en la procu. No pude ver a Alfonso Karam porque está en una rueda de prensa (...) Hablé con la juez. La juez ya está en el juzgado.
—¿Y qué dice?
—Me dice: 'Juanito, no te me presentas aquí hoy'. Le digo ¿y por qué? Me dice: 'Luego, después te digo'. Parece que le hablaron desde ayer. 'No te quiero ver por acá, no te preocupes, estás en buenas manos'.
—¿Y qué? ¿Le va a dar fianza?
—No creo. No creo. Ora sí, me dijo que le hablamos al rato. No sé qué orden recibe desde arriba. La otra vez igual... ta' bien, oye, orita te hablo, alcanzo a Alfonso Karam, te hablo en dos minutos, cinco minutos. (Cuelga.)
Acto seguido, la grabación registra el siguiente intercambio:
Dice Hanna, testigo de cargo en contra de Cacho en la demanda que interpuso Nacif:
—Oye, ya está aquí esta mujer. Ya se fue a la chingada.
—¿Qué, había tanto pedo o puro cuento?
—No tanto, pero... no. Su marido ni madre. Y vino Televisa y toda la cosa y la bajaron donde estaba detenida. Porque por orden del gobernador, le dije, aunque sea cinco minutos, encerrada en una celda. Y la iban a meter ahí, y la bajaron, le tomaron fotos, no sé qué madre. Y ya se fue. Delante de mí habló con López Zavala para decirle que le dice al gobernador que ya esta mujer anda en camino al Cereso, que en cinco minutos llega el Cereso.
—Mmmm.
—Y ya iba yo a ir, pero me dijo la juez que no, que ya luego ella me platica (...) Bueno, ya la trajeron, ya la chantajearon. Dicen que está deshecha. Porque dice que la trajeron en una carcacha. Le dije, es a propósito, que le mandaron en un coche viejo. Que en 24 horas que estuvo con ellos le dan de comer una vez. Vamos a ver qué pasa.
El casete, entregado en la redacción deLa Jornadaen un sobre sin remitente, contiene otra llamada de Nakad antes del arribo de Cacho a Puebla; Naked le informa a Nacif que los locutores (de radio) reportan que la periodista arrestada venía ya en camino y que nunca fue notificada anteriormente del proceso que se abrió en su contra porque nunca recibió los citatorios legales.
Otra conversación es con un hombre de acento argentino, posible intermediario entre Nacif y Succar Kuri, preso en Arizona y sujeto a proceso de extradición:
—Mañana va a haber un escándalo hijo de puta nacional.
—¿Eso puede ayudar a Succar, Kamel?
—Bueno, pues por lo pronto ¿no dijo la hija de la chingada que yo hacía fiestas?
—Sí, claro, hija de puta.
—¿Y que tenía yo 100 denuncias de acoso sexual? A ver, hija de tu chingada madre, ¿dónde hay una?
—Ahora págale a una mujer en la cárcel para que la viole.
—No, no, no. Si ya está recomendada.
—Ah, qué lindo.
—Con las locas y las tortilleras. Sale bajo fianza, ¿eh? Pero la sujetó al proceso.
Son varias las referencias que Nacif hace con socios y amistades acerca de esta ''recomendación'' a las autoridades para que agredan a la detenida una vez que ingrese a prisión. Una de ellas es con otro de sus amigos, Hubert, de acento francés, a quien le informa de la situación. Hubert pregunta:
—¿Y la van a traer a Puebla?
—Claro, la mandé allá. Les dije, la traen a la hija de —ya la agarraron a las 12 del día—, les dije la traen en carro, a la hija de puta. Esposada. Si quiere mear, que se mee.
—Incroiable... (Increíble).
—Dicen que la venganza es una sopa que se toma fría, no caliente, caballero.
—Como el gazpacho.
—Ya le dije a Naked. La pones con las locas y las tortilleras.
—Tú crees que estoy bromeando, ¿eh? Nomás que Juan controla ahí. Ya le fue a decir el director. No te preocupes, aquí, locas y tortilleras. Que aprenda a volver a escribir esta hija de su rechingada madre.
Estas referencias sobre la forma como, por intermediación de Nakad, que tiene buenas relaciones entre los custodios del Cereso, fue ''arreglada'' un violación sexual en contra de Lydia Cacho en cuanto ella ingresara al área de las celdas, coincide con el relato que la propia detenida hizo paraLa Jornada:
''En cuanto ingresé al Cereso me pasaron a un área de revisión. Una custodia joven me ordenó desnudarme completamente. Fue muy humillante, pues no había puerta y solo un plástico nos dividía de donde estaban los judiciales. Hacía mucho frío y empecé a estornudar. De pronto, me dijo la celadora: ''¿Usted es la de la tele, verdad? Tenga mucho cuidado, porque la van a violar''. En su espanto, Cacho sólo acertó a preguntar: ''¿Cómo?'' Ingenuamente, la policía entendió literalmente la pregunta. ''Pues con un palo''. Pero le recomendó: ''No se preocupe, póngase a toser, a estornudar, hágase la muy pero muy enferma para que me la pueda llevar a la enfermería''. En ese momento entró al área la jefa en turno de custodias. ''Me di cuenta —relata Lydia Cacho— que intercambiaron señas y miradas. No se me va a olvidar nunca el nombre de esa mujer. Entre las dos me tomaron de los brazos y empezamos a avanzar por un corredor. Al fondo había tres custodios hombres. Se adelantaron y empezaron a forcejear con las custodias, tratando de llevarme a otro sitio. Ellas resistieron, la jefa les dijo que iban por medicina y luego me entregaban con ellos. Corriendo alcanzamos la puerta de la enfermería. Una vez ahí adentro me aseguraron que no me entregarían, me tranquilizaron, me dejaron descansar y cumplieron su palabra de mujer. No dejaron que me violaran''.
Hanna Naked, quien ofreció testimonio ante la procuraduría poblana para dar fe de que la honra y el prestigio de su amigo Nacif se vieron perjudicados en el libro escrito por Lydia Cacho, se refiere en sus conversaciones telefónicas con su socio y paisano a la falta de notificación legal sobre el proceso abierto en contra de la escritora.
Cuando la detenida venía en camino, antes de llegar a Puebla, ambos hablaron sobre el tema. Decía Naked:
—¿No te acuerdas cuando estábamos haciendo la demanda? Dijo que necesita notificarla. Y dijo Ministerio Público no, si notificamos va a amparar y nunca va a dar a la cárcel. ¿Te acuerdas o no?
—Pues claro.
—Ahí sí dijo: Juan sí sabe. Tu abogado quería que notificáramos. Yo dije que no. Hay que darle madrazos. Si uno notifica nunca va a dar a la cárcel (...) Ella nunca se enteró, nunca se enteró que hay una demanda contra de ella y una orden de aprehensión. Si no nunca llega hasta acá. Eso es el éxito, así se hacen las cosas.
—Chingar a su madre. ¿Qué dijo el locutor?
—Dice que viene escoltada por el AFI porque recibió amenaza de muerte. Todo el camino va a venir. Viene escoltada como artista (risas). Viene con tu gente y aparte viene con otra gente para que no le hacen nada en el camino tu gente, que no la vayan a descontar en el camino. Eso es normal aquí. Si estás despierto, ves a las 10 y media a tu amigo López Dóriga, seguramente lo va a sacar.
—No, no creo.
—Te apuesto lo que quieras que va a salir en televisión. Más si estás diciendo que hablaron varios periodistas de todo México al gobernador para pedirle si es cierto la noticia o no. La noticia ya agarró nivel nacional, papá.
—Que agarre nivel nacional.
—Ya qué chingaos, ya estamos en la pachanga. (Risas.)
—(Risas.) Ya estamos en la pachanga.
El miércoles 21, la víspera de la audiencia para determinar si se le dictaba o no auto de formal prisión a Lydia, Nacif manifestaba su nerviosismo en una conversación con Naked.
—¿Qué la juez se va a culear y darle p'atrás?
—No, mira, yo estuve con la juez hoy (...) Me dijo Adolfo Meneses que no cree que se raja la juez, porque es contra su decisión. Yo lo único que le dije a Valentín: no se meta en la vida de la juez, a la juez le vale madre, la juez va a ser sobre derecho. Pero si le ordenan desde el tribunal, porque le culean ellos, entonces no puede decir no, ¿me entiendes?
—¿Sabes por qué no puede retractarse? Porque quedan como pendejos.
—Así es. Otra cosa que ella me dijo (es) que el día sábado estuvieron hablando, le hablaron 30 veces, échale fuera, pa'fuera como sea. Ella le puso 104 mil pesos. No, qué, 140 mil. Lo que ajusten, 5, 10, 14. Ella dijo: 'no se puede menos'. La única cosa, que le bajó 30. Y le bajó 30 y pagó 70 en efectivo. Cuando la fui a ver el lunes me dijo 'Juan, tengo aquí el dinero que sacaron la bola de pendejos que fueron a defenderla. Que vaciaron las cajas y sacaron todo y pusieron 70 mil en efectivo'. Y me dijo, 'Juan, para mí es auto de formal prisión'.
—¡Claro!
—Pero yo sé cómo es su vida. Se meten mucho con ella. Pobre mujer, tenía que estar de vacaciones (...)
—Dile que yo la mando de vacaciones.
—Por eso te digo. Se queda trabajando toda la semana, porque el sábado también va a trabajar. Ella es hermano de nosotros mil veces.
—¿Adónde va ir de vacaciones? Dile que yo la mando. Dile que adonde quiera.
—Yo le digo.
Más adelante, exclama Nacif:
—Oye, qué feo me veo en la televisión ¿eh? Qué feo me veo.
—(Risas.) ¿Ya te viste?
—Puta, viejo, pelón, hijo de puta.
—´tá bien. Aquí está bien la cosa, es adecuado porque se ve que la pinche vieja te hizo daño, hija de puta. (Más risas.)
***
Según consta en las grabaciones en poder de este diario, fue el empresario Luis Angel Casas quien le recomendó a Nacif hacer esa llamada al gobernador. Casas Arellano es textilero y fue jefe de finanzas de la campaña de Marín. Le dice Casas, o Casitas, a su amigo:
—En los periódicos que sí ya leí hay una declaración muy buena de la procuradora diciendo que esta señora (Lydia Cacho) mintió y que en ningún momento se le violaron los derechos humanos.
—Orita me habló Pablo Salazar (gobernador de Chiapas). Me dice: 'si quieres...' ya habló con los de <i>La Jornada</i>. 'Ya me hablaron'. (Se refiere a una llamada que efectivamente realizó Salazar Mendiguchía para pedir que el diario diera el derecho a réplica al rey de la mezclilla. Esa misma noche esta reportera habló con Nacif y su réplica fue publicada el 22 de diciembre, al día siguiente.) 'Pero si quieres vamos a ver a Soberones (se refiere a José Luis Soberanes), es mi amigo, de los derechos humanos. Y hacemos una broncota. Yo creo que ahí muere'.
Más adelante, Casas sostiene:
—Se le dicta formal prisión y se acaba el tema, ¿eh, Kamel? Vienen vacaciones, el tema pues ya se comprobó que ella no pudo comprobar nada, habrá uno que otro periodista que quiera volverlo noticia, todos los demás van a estar de vacaciones y la gente ni lee nada. O sea que creo que se acaba el tema. Nomás hay que aguantar hoy y mañana. Y el que necesita tener calorcito es el gober.
—Sí, no, pues claro.
—Creo que con una llamadita tuya ya lo tiene. Si la procuradora hizo esa declaración, Kamel, es porque recibió línea, ¿eh?
—No, ellos no se pueden rajar.
—Es imposible, quedarían malísimo. Se verían muy mal.
—Pero a mi gober creo que le vale, ¿no?
—Mira, la vez que platiqué del tema con él lo vi muy firme y muy seguro. Pero pues como dice luego la gente, por alguna razón...
—No, pues ahí qué.
—No creo que esas cosas le importen tanto al gober.
—Claro, el gober está en contra de estos perros.
—Yo la vez que platiqué estaba en contra de todos. Así es que esperemos que así sea.
—'tá bien, Casitas.
Uno o dos días después, Nacif habló con varias personas. Entre ellas con uno —periodista en activo— al que llama Andrés o ''muñeco'':
—¿Qué ha habido, Andrés?
—Pues ya, ya le dictaron el auto.
—Sí, claro.
—Sí, ya lo supo, ¿no?
—Sí, claro. Ayer me habló el gober de aquí, de Puebla, y me dijo: aquí se jode, ¿eh?
—Claro, claro.
—Pues que sigan haciendo su pinche escándalo.
—Claro, claro. Pues salimos a toda madre ¿no?
—'tá bien, Andrés, yo te lo agradezco.
—Oiga, yo tengo que ir hoy en la radio. ¿No quisiera tomarnos una llamada de la radio para hablar del asunto?
—Ya pa' qué, mano, ya estuvo. ¿O tú cómo la ves?
—Yo creo que sería importante. Ya nomás para soldificar y decir, bueno, pues así está el asunto. Yo salí, la denuncié y es la justicia, ¿no? O sea, muy breve, muy contundente, sin... esteee... alusiones muy fuertes. Como estuvo muy mal que aceptara la llamada de Blanche (se refiere a la entrevista publicada el 22 de diciembre).
—Pues me dijo nuestro cuate...
—No, pues mire nomás la chingadera que escribió.
—¿Qué escribió esa cabrona?
—No, pues para empezar dice que tiene 69 años (risas). Y le hizo un perfil... esteee .... por ahí bastante duro.
—¿Sabes qué? Ya que digan lo que quieran —concluye Nacif con tono fastidiado.
Anteriormente había recibido una llamada de este mismo interlocutor. Andrés, el reportero, le pregunta por el abogado de Nacif, Conrado Jiménez.
—¿Hablaste con Conrado, o no?
—¿Con el puto ése? Que se quedó a dormir ahí. Hijo de su reputa madre. ¿Por qué no sacó los oficios de colaboración?
—¿Por qué no los sacó antes? Sí, digamos, bueno, ni modo, ya. Ni hablar.
—Van a pasar la one-one, hijo de puta.
—Eso hubiera estado precioso.
Luego Nacif le pregunta a Andrés sobre las últimas noticias. El le refiere lo que los medios están diciendo sobre el caso de Lydia Cacho y agrega:
—La semana que entra va a estar preciosa. Lo bueno es que casi nadie lee periódicos.
—No, que chingue su madre. ¿Sabes qué me dijo el gobernador? Que vengan unos pinches periodistas y que les diga que en el estado de Puebla no se van a tolerar las mentiras y las injurias. Tiene huevos, ¿eh? La trae contra los pinches periodistas.
—Pues qué bueno... qué bueno que apoye.
—Ya me entendiste. Estos pinches hijos de su chingada madre con una pluma te despedazan.
—No tuvo madre esa puta vieja —responde Andrés.
—La voy a dejar loca hasta que la señora pida paz. Y que le siga echando.
—Está bien. Usted sabe. Lo que usted me diga.
—Y yo te agradezco tu atención y tus sugerencias, pero ya, ¿sabes qué? A mí me da risa.
—Sí pus sí. Es de risa. Porque ella está ahí atoradísima y ahora no se la va a acabar. Ahora ella habla de una persecución del gobernador Marín y que la madre, ¿no?
—Ella dice que no dice nada.
—No, ¿pues cómo que no dice nada?
—Dice que no dice nada, que estamos equivocados.
—Ah, ¿no?
—Que estamos mali... esté... maltin...
—Malinterpretando. No, pues está jodida.
—'tá jodida.