El antropólogo Horacio Castillo Aja, encuentra el llanto de la Virgen de Dolores muy casual, oportuno, pero también muy a tiempo para que la sociedad poblana, "tan religiosa", encuentre de dónde asirse
Con el escepticismo del científico, el antropólogo Horacio Castillo Aja, encuentra el llanto de la Virgen de Dolores muy "casual y oportuno", para las crisis de credibilidad que atraviesa la Iglesia Católica, pero también muy a tiempo para que la sociedad poblana, "tan religiosa", encuentre "de dónde asirse y en donde expiar sus culpas".
El docente e investigador de la Universidad Iberoamericana (UIA) considera que estas manifestaciones son cíclicas, y que evidencian la necesidad de la gente, de los pueblos, de tener fe, de asirse a algo.
En el caso de los poblanos –dice Castillo Aja-, con una religiosidad tan recalcada y exacerbada, está además siendo una forma de espiar las culpas por lo que hemos hecho mal, por lo que se puede corregir, en el sentido espiritual.
"Siempre vamos a encontrar lugares donde aparecen vírgenes, donde aparecen siluetas, y qué mejor manifestación de esta necesidad de justificar el mundo, que ver a una virgen llorando, porque sus hijos, nos estamos portando mal, no estamos haciendo el bien… qué es lo que hay que hacer (ante su llanto), comenzar a comportarnos de una manera distinta".
Muy oportuno
Sin cuestionar la veracidad de las lágrimas de la Virgen de Dolores de Ocotlán, Castillo Aja hace una reflexión: "ante todos los ataques que está sufriendo la Iglesia (Católica), particularmente por la violación a las niños, qué mejor fenómeno, o qué mejor momento de hacer fuerza de todos los feligreses hacia la Iglesia", dijo en entrevista con e-consulta.