05/Junio/2010
Álvaro Ramírez Velasco

En medio de gritos femeninos desaforados por la presencia del gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, en pleno mitin de apoyo a su candidatura, Javier López Zavala fue desplazado por momentos de la atención de los cientos de militantes priístas que colmaron la explanada del estadio Cuauhtémoc, para dedicarse a rendir idolatría al presidenciable.

Incluso los abanderados a diputados y funcionarios estatales, en pleno templete, ignoraron el discurso del ex secretario de Desarrollo Social e hicieron fila para sacarse la foto con el gobernador del Estado de México y su novia, la actriz Angélica Rivero, la Gaviota.

El acto estuvo marcado por la excesiva seguridad, que fue rota de cualquier modo al final, pues Enrique Peña Nieto se dejó apapachar de cerca por la gente, segundos antes de subir a la camioneta que él mismo condujo y en la que llevó de copiloto al candidato de la Alianza Puebla Avanza (PRI-PVEM) a la gubernatura.

El mitin tuvo más parecido a un acto de la precampaña presidencial de facto, de Enrique Peña, que a una concentración de apoyo a Zavala.

La Gaviota con la Paloma

Hacia las 11:40, ya con retraso en la hora convocada, apareció la actriz Angélica Rivera -conocida como La Gaviota por la interpretación de su más reciente telenovela- detrás de las vallas metálicas que apartaban a los invitados especiales del los militantes de a pie.

Sonriente y entallada en unos jeans, con una camisa blanca de promoción a Zavala, la actriz llegó acompañada de la delegada del Comité Ejecutivo nacional (CEN) del PRI en Puebla, María de las Mercedes Guillén Vicente, conocida como Paloma. La Gaviota arribó con La Paloma, pues.

El pelo sedoso le caía en los hombros, levantando la admiración de los asistentes masculinos, entre quienes hubo coincidencia en las opiniones: se veía "estupenda".

Decenas de mujeres se acercaron a saludarla y comenzó entonces el reparto interminable de autógrafos de Rivera, siempre de buen humor y accesible, interpretando como una profesional el papel que debía jugar en el mitin.

Los invitados especiales

El maestro de ceremonias le daba la bienvenida y también aprovechaba para saludar a los dirigentes de la estructura que movilizó a muchos de los asistentes: Armando Ruiz Solís, coordinador de "Pazión por Puebla", los candidatos a diputados de los distritos de la capital poblana, los funcionarios del gobierno marinista, las diputadas y diputados locales y la cabeza del movimiento "Jovenez", Lupita Pérez Pazos.

También estuvieron en el templete los ex futbolistas Chepo de la Torre y el Capi Roberto Ruiz Esparza, quien mostró una vez más su camaleónica posición política, pues lo mismo ha apoyado al PAN, al Panal, y hoy se suma a las filas del PRI.

A los pocos minutos llegó también el candidato a la alcaldía de Alianza Puebla Avanza, Mario Montero, levantando tibias porras y la alcaldesa capitalina, Blanca Alcalá Ruiz, llevándose hasta ese momento el aplausómetro, claro, detrás de La Gaviota.

Idolatría desbordada

La espera de los cientos de priístas vestidos en su mayoría de rojo, rompió en alarido cuando hizo su arribo Enrique Peña Nieto, acompañado de Javier López Zavala y el gobernador Mario Marín Torres.

"Zavala gobernador, Zavala gobernador", era el grito que pedía el maestro de ceremonias, a la vez que invitaba: "¡¿dónde están las solteras de Puebla?!", para despertar más gritos entusiastas de las damas presentes. "¡¿Y los hombres!?", pedía aplausos para La Gaviota, a la vez que agradecía su presencia por enésima vez.

Ella, desenfadada, se dejaba querer, firmaba por igual gorras, camisetas rojas, camisetas rosas, banderas del PRI, papeles, balones. Se disputaba la atención con su novio, Peña Nieto, mientras Zavala abrazaba al gobernador mexiquense para la foto. Luego, invitaba a sumarse a la pose al mandatario Marín y al candidato a la alcaldía.

El regreso del PRI

El primero al micrófono fue Mario Montero, en un discurso breve que apenas sirvió de aperitivo, para que tomara la palabra Peña Nieto.

El gobernador mexiquense enunció un discurso con más arengas que con profundidad. Alabó la administración de Mario Marín Torres y las cualidades del candidato Zavala; aseguró que el PRI regresará a Los Pinos en 2012, arrancando un nuevo alarido de los priístas.

Mientras su novio estaba al micrófono, acaparando la atención del auditorio, Angélica Rivera se dio tiempo para acercarse, desde el templete y la pasarela, a los fans que le pedían firmas. Sonreía, se mostraba sencilla. Es actriz.

Luego de su discurso al frente de la pasarela que ya es una tradición en los mítines de Zavala, regresó Peña Nieto al centro del templete, para dar paso al discurso de Zavala.

Todos con Peña Nieto

El abanderado a la gubernatura de la alianza PRI-PVEM enunciaba sus propuestas: el Banco de la Mujer, la nueva Ciudad Universitaria… pero pocos parecían ponerle atención. Casi todos los ojos estaban en la pareja presidenciable, Peña y La Gaviota.

En el templete, la diputada local Éricka Suck Mendieta, le daba instrucciones a una colaboradora, para que disparara la cámara digital que recién le había dado, justo cuando se parara frente a Peña.

Con discreción se acercó al gobernador mexiquense, se puso a su lado, mientras la otra mujer le tomaba la foto.

Ese incidente motivó que los otros invitados especiales rompieran con la solemnidad y buscaran también la foto del recuerdo con Peña y Rivera.

Operación fan

La candidata a diputada Xitlalic Ceja aprovechaba para hacerse paso y llegar hasta el mexiquense, y posar para la foto; luego uno y otra, y otro más hacían lo mismo.

Zavala seguía su discurso, hablaba con orgullo de su injerencia en el Poder Legislativo, para que se aprobara la derogación de la tenencia.

La también candidata a legisladora Mónica Barrientos se sacaba la foto con Peña, al igual que Blanca Alcalá, que el hijo del gobernador y muchos más.

En tanto, ya hasta se había organizado una fila para pasar en orden por la foto con el mexiquense y su famosa novia.

Algunos fotógrafos dejaron al candidato que seguía hablando, para sacar las fotos del recuerdo.

Otra candidata a diputada, María Luisa Conde, esperaba tímida su turno en la fila, para la foto con Peña Nieto.

Por cierto, López Zavala seguía hablando. Su escudero, su asesor de medios, Óscar de la Vega, entonces se enfurecía con algunos de los hombres que se supone deberían poner orden en el templete, porque permitían que se desbordaran los ímpetus de fans de los funcionarios y demás invitados, mientras se realizaba el discurso de su jefe.

Zavala seguía hablando para unos pocos. La idolatría era para el mexiquense.

Los balones de Zavala

Venía el final del acto, Peña, Montero, Angélica Rivera, Zavala y hasta el gobernador Marín, con particular ánimo pueril y festivo, aventaban balones a la concurrencia.

Abajo del templete era una locura, empujones, saltos, golpes por ganar un balón autografiado por alguno de ellos. López Zavala tomaba hasta de dos a la vez, para aventarlos a la gente. Era una pachanga.

Luego, vino la retirada. Entre empujones y más de un espontáneo que quiso hacerla de guarura, bajaron a Peña y a La Gaviota. Unos pasos antes de la escalera, el hijo de Montero pedía a Peña posar con él. Así lo hizo el mexiquense. Mario Montero Jr. se había olvidado de acompañar a su padre al final del mitin, como siempre hace, con tal de sacarse la gráfica del recuerdo.

Ya de salida, Peña Nieto se dejó abrazar y tocar por la gente que seguía desbordada en torno suyo. En la camioneta que conduciría él mismo, daba los últimos adioses y el abrazo postrero al gobernador Marín.

"Peña Presidente; Zavala gobernador", eran los gritos de despedida para el golden boy.

Se dirigía a una conferencia de prensa, y llevaba de copiloto a Zavala. Si bien el abanderado de la Alianza Puebla Avanza no tuvo el cariño ni la atención de los priístas este sábado, al menos tuvo chofer de lujo, el presidenciable Peña Nieto.