04/Agosto/2004
Blanca Patricia Galindo

Para el rector de la UAP, Enrique Agüera Ibáñez, es legítimo que esta universidad permita a sus escuelas incorporadas ofrecer carreras que se consideran como saturadas, pues si estas instituciones no existieran el problema de los estudiantes rechazados sería aún más grave.

Además, consideró que las universidades no están para resolver los problemas de desempleo a que se enfrenta el país, sino para generar profesionales que sean altamente competitivos en el mercado y ahí es donde se centra su atención.

En entrevista con e-consulta, el rector de la UAP refirió que en la actualidad la UAP es una de las instituciones públicas que más alumnos acepta en proporción con la demanda de ingreso, pues aquí se admitió a 15 mil de cerca de 35 mil solicitantes, mientras la UNAM rechazó a 70%.

Sin embargo, indicó que hoy se enfrentan problemas todavía, pues en las carreras tradicionales, como Medicina, Administración y Contaduría existen grupos iniciales hasta de 70 alumnos, cuando organismos como la Anuies recomiendan que la cifra no supere los 50.

Agüera Ibáñez manifestó que si hoy se permitiera el ingreso de los 35 mil aspirantes, eso implicaría prácticamente crear otra universidad del tamaño de la actual, que tiene alrededor de 48 mil estudiantes.

 

En la actualidad, siete de cada diez egresados de las preparatorias ven en la Autónoma de Puebla su primera opción para poder cursar una carrera profesional, sin embargo es imposible darle cabida a todos, pues no sólo se requeriría de mayores espacios físicos, sino de la contratación de personal académico.

“No se trata sólo de un problema de espacio físico, sino que de dónde sacamos más profesores”, expresó durante la charla efectuada apenas unos días después de que se dieran a conocer los resultados del examen de admisión aplicado por el College Board.

El rector de la máxima casa de estudios de la entidad consideró que una de las formas en que se puede resolver este problema de demanda educativa es que el gobierno brinde un mayor apoyo económico a la institución, lo que le permitiría abrir nuevos espacios.

El problema de la demanda educativa no necesariamente se resolverá con la creación de nuevas universidades públicas, sino con un mayor apoyo a la UAP, expuso al tiempo de expresar que esta institución se merece el respeto y el apoyo de las autoridades gubernamentales.

Respecto de la calidad educativa de las instituciones de educación superior privadas, el rector de la UAP se pronunció a favor de que éstas busquen certificaciones de organismos como la Anuies o la Fimpes, que les permitan ser cada vez más competitivas en el mercado.

Y es que, dijo, los procesos de certificación “llegaron para quedarse y obedecen a una tendencia mundial, resultado de la globalización”.

En su opinión, la certificación de la calidad educativa debe llegar incluso a los egresados, a través de exámenes como los que aplica el Centro Nacional de Evaluación (Ceneval), que se prevé sean obligatorios en el mediano plazo.

Refirió que en el caso de la UAP se han tenido buenos resultados en este tipo de evaluaciones, como en Contaduría, que ahora forma parte del comité que aplica los exámenes a nivel nacional.

Sobre la certificación de las carreras de la UAP, indicó que ya se tienen 50 en el nivel 1 –previo a la acreditación- y él se compromete a que en junio o julio de 2005 unas 20 ya cuenten con este tipo de aval.

Respecto de las escuelas incorporadas a la Universidad, Agüera Ibáñez aseguró que son sometidas a un estricto proceso de supervisión, a fin de garantizar que brinden una enseñanza óptima a los alumnos.

Incluso, defendió que no todas las escuelas particulares pueden considerarse de baja calidad, pues existen algunas como el Instituto de Ciencias Jurídicas que cuentan con prestigio nacional.