20/Mayo/2004
Blanca Patricia Galindo y Beatriz del Castillo

El Consejo Universitario aprobó anoche la solicitud de licencia definitiva presentada por Enrique Doger Guerrero para separarse de la Rectoría de la UAP y buscar la candidatura del PRI a la Presidencia Municipal capitalina, así como avaló a Enrique Agüera Ibáñez para que ocupe el cargo de rector hasta el 4 de octubre de 2005.

En sesión extraordinaria del máximo órgano de gobierno de la Universidad, la licencia definitiva de Doger Guerrero fue tomada como renuncia, pero lo que generó mayor polémica fue la designación de Enrique Agüera como su relevo.

De manera previa, y antes de que se hiciera efectiva su licencia, Doger nombró a Armando Valerdi y Rojas –ex tesorero general y ex coordinador de Asesores de la Rectoría- como secretario general de la institución.

La sesión, a la que acudió un número inusual de personas, en su mayoría relacionadas con Agüera Ibáñez, generó posturas encontradas por parte de los consejeros, quienes por un lado demandaron celebrar una consulta a la comunidad universitaria para elegir al rector interino, y por otro pidieron avalar a Agüera y evitar una posible inestabilidad.

Una de las voces más críticas fue la del consejero Jaime Ornelas Delgado, de la Facultad de Economía, quien cuestionó a Doger Guerrero que su licencia nada tuviera que ver con la Universidad, “sino con los ritmos y tiempos de un partido político y eso es lo lamentable”.

Doger Guerrero, dijo durante la sesión del Consejo Universitario, fue electo por un periodo de cuatro años “y no se va por alguna manifestación de inconformidad, o por algo físico o un problema mental, o nada”, sino porque está a punto de emitirse la convocatoria de “un partido político (el PRI)” y atiende a su ritmo.

“No se puede aceptar su licencia”, sostuvo al tiempo de criticar que los universitarios son simples “invitados de piedra” ante las discusiones previas a su salida de la Rectoría, además de que la Universidad pareció servirle como “trampolín político”, pese a que su obligación era terminar un periodo de cuatro años, por el que fue reelecto.

Otros consejeros, como María Eugenia Martínez de Ita, Francisco Vélez Pliego y Guillermo López Mayo, impugnaron la forma en que designó a Enrique Agüera Ibáñez como el rector suplente, pues consideraron que debió consultarse a la comunidad universitaria.

En contraparte, consejeros como Antonio Ruiz Tenorio y Luis González Salazar se pronunciaron por apoyar a Agüera y evitar que regresen los tiempos de conflicto a la Universidad.

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En su discurso de despedida, Enrique Doger enfatizó que su candidatura a la alcaldía municipal no compromete a la Universidad, pues se trata de un interés legítimo y que responde al deber de los universitarios a comprometerse con la sociedad y ofrecer alternativas de desarrollo y progreso.

Dijo que tras analizar la propuesta que se le hizo para contender por la alcaldía decidió presentar su renuncia definitiva y subrayó que este procedimiento fue en estricto apego a la legislación universitaria.

De los logros de su administración, destacó la política de tolerancia y pluralismo que mantuvo durante su gestión, pues dijo que independientemente de las convicciones personales fue evidente su respeto por la diversidad de opiniones: “Sin caudillismos sin mesianismos, avanzamos reconociendo el esfuerzo de otros porque todos somos importantes, nadie prescindible”.

Al finalizar su intervención, tocó a Enrique Agüera realizar su primera intervención como rector en el Consejo Universitario. En esta señaló los retos de la universidad para resolver el problema de las jubilaciones y pensiones; consolidar su infraestructura; fortalecer las finanzas y desarrollar la investigación.

La última parte de su discurso la dedicó a despedir a Doger Guerrero, a quien dijo que la comunidad universitaria siempre recordará su labor al frente de la institución y que le deseaban éxito en su nuevo proyecto.